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domingo, 26 de mayo de 2013

Ecologia, ambiente y desarrollo.

Uno de los objetivos principales de la Ecología es el logro de la armonía entre ambiente y desarrollo. Desde el punto de vista humano podría decirse que es este el objetivo fundamental de la ecología y el que le concede importancia social e histórica a esta ciencia; la Ecología reposó en las academias en tanto no se evidenciaron los conflictos entre el medio natural y el hombre. 

El problema ambiente-desarrollo ha recibido diferentes tratamientos, bien a la luz de concepciones científicas de la Ecología o de alguna de sus múltiples deformaciones semireligiosas, politícoides y afines. 

Una línea sostiene que el asunto constituye un dilema: ambiente o desarrollo; es el conservacionismo a ultranza. Una línea de pensamiento que alcanza niveles casi místicos y es, social e históricamente, reaccionaria. Propone detener el desarrollo y retornar a la naturaleza, volver a una vida primitiva y supuestamente ideal. 

Sostiene una idea completamente irrealizable, aún en el caso de que fuera deseable, y creída, en realidad, por muy pocas personas: algunos "hippies" tardíos que viven en comunas y granjas. La mayoría de las personas comprenden que es imposible dar marcha atrás a la historia y que es una tontería abandonar las ventajas de la civilización, por lo menos en cuanto a adelantos físicos se refiere. 

Por otra parte hay quienes creen en la posibilidad de conservar tanto el ambiente como el desarrollo, con una fórmula aparentemente sencilla: juntos, pero no revueltos. Así, que por un lado hacen parques y por el otro fabricas. Sin embargo, la fórmula tiene sus limitaciones, como se vio en Colombia; al coincidir los intereses de la industria y del ambiente en un mismo sitio, el parque natural debía ceder ante las fábricas como pasó en muchos sitios y sucederá muy probablemente mientras no se comprenda el valor real del entorno para la vida. 

De todas maneras, separar no es armonizar. La calidad de la vida humana en lo ambiental no puede relegarse a las visitas ocasionales a los parques naturales; es necesario que el equilibrio y la armonía de la naturaleza formen parte integral del patrimonio vital de cada persona y de la sociedad. Otras formas de progreso serían cuestionables; porque a menos que estemos convencidos que es imposible lograr la armonía entre ambiente y desarrollo, perder la calidad de la vida a cambio de un bienestar solamente económico, es absurdo. Así han comprendido los japoneses, cansados de pagar por unas bocanadas de oxigeno que les permita sobrevivir en medio de la atmósfera contaminada de hollín y bienestar económico de las grandes ciudades. Si la única manera de lograr el desarrollo fuera sacrificando la calidad del ambiente y de la vida, se justificaría el conservacionismo a ultranza. La separación espacial de ambiente y desarrollo es, a largo plazo, una condena a muerte para ambos. 

Pero hay quienes creen en la convivencia armónica de ambiente y desarrollo, en la capacidad humana para lograrla y obtener de ella beneficios; quienes, en vez de considerar ambiente y desarrollo como enemigos irreconciliables, los consideran aliados naturales. Se encuentran divididos en dos grupos: quienes creen posible armonizar el ambiente y desarrollo dentro de una estructura social y económica de tipo capitalista y quienes consideran que tal logro solo es posible en sociedades socialistas y comunistas. Uno de los últimos afirma que "la lógica ecológica es la negación pura y simple de la lógica capitalista" (M. Bosquet, 1972). De allí que algunos con entusiasmo o con temor, piensen que la Ecología es una ciencia "subversiva". Y quizá lo sea, en el mejor sentido de la palabra, porque es cierto que la mentalidad humana, especialmente en relación con la naturaleza, ha cambiado a la luz de los planteamientos ecológicos. 

Pero nos podemos preguntar si la subversión planteada por la ecología a nivel de la actitud mental del hombre frente a la naturaleza, tiene iguales implicaciones políticas. Es indudable que en estos momentos las ideas ecológicas constituyen un potencial político y que los problemas ambientales están exigiendo una definición en las actitudes de quienes son de alguna manera responsables de ellos por su condición de gobernantes. Se hace necesario conocer la posición de los dirigentes en relación con la problemática ambiental. Esto es tanto mas necesario cuanto hasta ahora la mayor parte de las acciones gubernamentales han respondido a presiones irresistibles de los problemas y de la opinión pública, pero no a una política propia. De ello ha resultado una política incoherente de manejo del ambiente, lo cual constituye justamente uno de los argumentos para quienes consideran imposible enfrentar los problemas ecológicos en una sociedad. capitalista. Se sostiene que es imposible dentro de esta estructura llegar a una planificación adecuada de las políticas ecológicas y que es solamente por el camino de una planificación muy clara y firme, con bases científicas, como se podrá lograr el desarrollo por cauces que no lo pongan en contradicción definitiva y fatal con el medio. Indudablemente la planificación es imprescindible; ya son muchas las empresas humanas que han fracasado por agotamiento del ambiente y de los recursos de los cuales dependían; son también muchas las muestras de la capacidad destructiva de los malos manejos ecológicos: erosión, desertificación, contaminación, etc., todo lo cual evidencia la inseparable dualidad que constituyen ambiente y desarrollo. 

La pregunta es, entonces, si un sistema capitalista permite planificar en el grado necesario para enfrentar las contradicciones ambiente-desarrollo y lograr el armónico desenvolvimiento de ambos. O si es necesario un cambio de estructuras para posibilitar las acciones pertinentes, a un nivel adecuado. Porque una de las dificultades principales con los problemas ambientales es su enorme escala regional y nacional, cuando no mayor. Problemas como la contaminación de ríos y atmósfera o la erosión que corroe al país, requieren acción institucional también a gran escala. La actividad privada rara vez alcanza las proporciones adecuadas a los problemas, aunque constituye un potencial enorme de apoyo a las soluciones que se busquen.
De aquí surge la necesidad de una planificación a nivel nacional y también el escepticismo, en algunos medios respecto a la posibilidad de solucionar los problemas. 

Pero creer que los problemas ambientales se solucionarán de por sí dentro de otros sistemas es también muy discutible y asignarle un poder de cambio tan grande a los principios ecológicos es quizá exagerado.
De hecho, la base teórica de la economía socialista también se sustenta como el capitalismo en un crecimiento indefinido sobre una base de recursos presuntamente inagotable y donde el productivismo sustituye al consumismo capitalista. Tarde o temprano los recursos se agotan y esto es lo que, de alguna manera, está anunciando la ecología para un futuro próximo para el cual deberán prepararse los sistemas económicos. 

Lo más probable es que el manejo correcto de la problemática ambiental se logre a través de la búsqueda decidida y científica de soluciones, no importa el sistema dentro del cual se haga. La Ecología, en sí misma, no está en pro ni en contra de algún sistema en particular, aunque sí impone ciertas reglas que cualquier sistema debe cumplir, so pena de entrar en conflicto desastroso con el medio. Y en Colombia vamos por ese camino. La problemática ambiental ha sido planteada de un modo empírico, con más entusiasmo que rigor. El problema ambiente-desarrollo ha derivado en una pugna entre ambientalistas y promotores del desarrollo, nada beneficiosa para el país. 

¿Y que nos espera en el futuro? Ya se ha logrado crear en el ambiente político una preocupación por los temas ecológicos, la ecología tiene visos de convertirse entre nosotros, como en otros países, en una bandera política. Ojalá, detrás de las consignas político-ecológicas, se encuentren intenciones ciertas de conseguir la armonía ambiente-desarrollo y que se tenga en cuenta la planificación científica a la hora de buscarla. 

FUENTES Y REFERENCIAS BÁSICAS
  • Andrade, G.I. y Ruiz, J,P. 1988. Amazonía colombiana: aproximación ecológica y social de la colonización del bosque tropical. Política y Medio Ambiente Nº4. FESCOL. Bogotá.
  • Gallopin, G. 1986. Ecología y Medio Ambiente. En: Leff, E. (Ed.). 1986.
  • Hajek, E. 1985. Incorporación de la dimensión ambiental en la enseñanza de las ciencias naturales. Documento ÜNEP (PNUMA) WCr.l38/Info.5. (Seminario Universidad y Medio Ambiente para América Latina y el Caribe). Bogotá.
  • Leff, E. (Ed.) 1986. Los problemas del conocimiento y la perspectiva ambiental del desarrollo. Siglo XXI. México.
  • Márquez, G. 1985. Tolima: Medio Ambiente. Anexo I en: U.N. Fac. Ciencias Económicas. 1986. 
     

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