Ecología y Educación Ambiental
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domingo, 4 de agosto de 2013
lunes, 29 de julio de 2013
La tragedia de las Semillas Transgénicas, Dra. Vandana Shiva
https://www.youtube.com/watch?v=l_7zDSD6hUk
Magnífica y sencilla exposición de esta mujer sabia y luchadora Vandana Shiva, reflexiones sobre todo el entramado detrás de las semillas transgénicas.
Magnífica y sencilla exposición de esta mujer sabia y luchadora Vandana Shiva, reflexiones sobre todo el entramado detrás de las semillas transgénicas.
sábado, 27 de julio de 2013
Contaminación Cero: "Fumigaciones" Video completo
http://www.youtube.com/watch?v=PgCuwSGpp8w#at=747
La fiebre de los agroquímicos, bañados en veneno. Argentina es el segundo país del mundo que más agrotóxicos utiliza después de Brasil. El 65 por ciento de la superficie cultivable del país está sembrada con soja ¿El modelo agropecuario demanda más veneno aún? Se detectaron agroquímicos en la leche materna de mujeres de pueblos fumigados. Aumentan los casos de cáncer, hipotiroidismo y alergias en el interior sin que los gobiernos se ocupen. El increíble caso de Alberti, en la provincia de Buenos Aires. Oscar Di Vincensi fue rociado con veneno por un fumigador local pese a un fallo judicial que impide fumigar en un radio de 1000 metros de zonas pobladas.
La fiebre de los agroquímicos, bañados en veneno. Argentina es el segundo país del mundo que más agrotóxicos utiliza después de Brasil. El 65 por ciento de la superficie cultivable del país está sembrada con soja ¿El modelo agropecuario demanda más veneno aún? Se detectaron agroquímicos en la leche materna de mujeres de pueblos fumigados. Aumentan los casos de cáncer, hipotiroidismo y alergias en el interior sin que los gobiernos se ocupen. El increíble caso de Alberti, en la provincia de Buenos Aires. Oscar Di Vincensi fue rociado con veneno por un fumigador local pese a un fallo judicial que impide fumigar en un radio de 1000 metros de zonas pobladas.
Un informe oficial francés relaciona pesticidas y enfermedades humanas graves
Según el documento, encargado por las autoritarias sanitarias, podrían ser un importante factor de riesgo para el Parkinson, cánceres y problemas en el desarrollo de los niños
Carlos de Prada,
Madrid.
23/07/2013 | 22:20 h.
Cada cierto tiempo aparecen estudios que asocian enfermedades con
los pesticidas. Pero el ciudadano medio, caso de que llegue a
enterarse, no tiene elementos para juzgar si ésos estudios justifican
realmente una alarma.
La voz de alerta deberían darla las autoridades sanitarias, pero a nadie escapa que dichas autoridades suelen ser muy cautelosas cuando hay que adoptar medidas que pueden afectar a intereses económicos de poderosas multinacionales químicas.
Por eso el que una autoridad de un país del nivel de investigación médica de Francia haya publicado recientemente un informe sobre un tema tan escabroso como el de "Pesticidas y salud" en el que se alerta seriamente sobre una serie de hechos, es algo que debería ser tenido muy en cuenta, no solo en Francia, obviamente, sino en otros muchos países que, como España, por ejemplo, no brillan precisamente por su diligencia en estas cuestiones.
El trabajo ha sido encargado por la Dirección General de la Salud gala al prestigioso Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale – INSERM) y para llevarlo a cabo ha sido preciso revisar una inmensa cantidad de estudios científicos, centenares, publicados a lo largo de los últimos 30 años en todo el mundo. El objetivo, separar el trigo de la paja y aclarar si el tema de los pesticidas es o no algo que deba preocupar a las autoridades sanitarias y hasta qué punto.
¿Y qué es lo que han visto? Pues que sí. Que los pesticidas están causando una grave crisis de salud que, probablemente, debería movilizar a los gobiernos, animándolos a la toma de una serie de medidas contundentes, anteponiendo, de una vez por todas, la salud de las personas a los intereses económicos.
Los expertos del INSERM han concluido que los vínculos parecen especialmente claros entre la exposición ocupacional a los pesticidas y determinadas patologías adultas como la enfermedad del Parkinson, el cáncer de próstata, y cánceres hematopoyéticos como el linfoma no Hodgkin y el mieloma múltiple. Además, la exposición a pesticidas durante los periodos prenatal y postnatal y en la infancia parece ser un riesgo singular para el desarrollo del niño.
Recomendaciones de los científicos
Los científicos han pedido además en sus recomendaciones que se mejoren los sistemas oficiales que se siguen para evaluar la toxicidad de estas sustancias, de modo que se tengan en cuenta debidamente sus efectos a dosis muy bajas y los efectos de las mezclas de pesticidas. Son dos cuestiones clave que inexplicablemente hasta ahora, y a pesar de conocerse perfectamente por infinidad de investigaciones científicas, las autoridades no han tenido en cuenta.
Amplios sectores de población se exponen a niveles de pesticidas que aunque aparentemente sean "bajos" infinidad de investigaciones muestran que pueden causar efectos (especialmente en periodos sensibles del desarrollo, tales como el embrionario y la infancia). Y, además, no se exponen solo a un pesticida, sino a complejas mezclas de ellos que pueden tener efectos mayores que los pesticidas aislados.
Sin embargo, consideran que el informe es "bastante conservador ya que hay enfermedades en las que aunque los vínculos con los pesticidas parezcan menos contundentes no quiere decir que no puedan tenerlos. Son enfermedades como los tumores cerebrales sobre los que hay estudios muy significativos que muestran incrementos de riesgo de un 300% o menos estudiadas como la esclerosis lateral amiotrófica sobre la que hay estudios que muestran excesos de riesgo de un 80%". En Generations Futures creen que los expertos del INSERM exigen una carga de evidencias demasiado elevada. En cualquier caso, el propio INSERM insiste en que "el hecho de no poder llegar a una conclusión no significa necesariamente que no exista un riesgo. Si ciertas sustancias son culpadas, es solo porque han sido más estudiadas que otras. Muchas sustancias no han sido objeto de estudios epidemiológicos".
Precisamente es el gran rigor y prestigio del INSERM lo que da más valor al informe y debiera hacer que las autoridades, no solo francesas, sino de cualquier país del mundo, debiesen tener muy en cuenta lo que dice sobre algunos pesticidas.
Todos estamos expuestos a los pesticidas
Los pesticidas son una larga lista de sustancias, centenares, autorizadas para los más diversos usos. Se esparcen sobre las cosechas, las cunetas, el interior de los edificios, ... Y, por ello, están por doquier. Pueden contaminar el organismo del ser humano de diferentes formas, que van desde la exposición directa de los agricultores que fumigan los campos a la ingestión de los residuos de ellos que pueden quedar en los alimentos o el agua, por no citar más posibilidades.
Llama la atención el divorcio que existe entre la creciente evidencia científica sobre estas cuestiones y la escasa voluntad política para solucionarlas.
Extraido de: http://www.estrelladigital.es/salud/informe-relaciona-pesticidas-enfermedades-humanas_0_1436856984.html
La voz de alerta deberían darla las autoridades sanitarias, pero a nadie escapa que dichas autoridades suelen ser muy cautelosas cuando hay que adoptar medidas que pueden afectar a intereses económicos de poderosas multinacionales químicas.
Por eso el que una autoridad de un país del nivel de investigación médica de Francia haya publicado recientemente un informe sobre un tema tan escabroso como el de "Pesticidas y salud" en el que se alerta seriamente sobre una serie de hechos, es algo que debería ser tenido muy en cuenta, no solo en Francia, obviamente, sino en otros muchos países que, como España, por ejemplo, no brillan precisamente por su diligencia en estas cuestiones.
El trabajo ha sido encargado por la Dirección General de la Salud gala al prestigioso Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale – INSERM) y para llevarlo a cabo ha sido preciso revisar una inmensa cantidad de estudios científicos, centenares, publicados a lo largo de los últimos 30 años en todo el mundo. El objetivo, separar el trigo de la paja y aclarar si el tema de los pesticidas es o no algo que deba preocupar a las autoridades sanitarias y hasta qué punto.
Los pesticidas están causando una grave crisis de salud que, probablemente, debería movilizar a los gobiernosLos expertos franceses, un grupo multidisciplinario de epidemiólogos y biólogos expertos en toxicología celular y molecular, han determinado qué peso de la evidencia -alto, medio o bajo- existe a la hora de asociar diferentes problemas de salud con la exposición a pesticidas. Centrándose sobre todo en los riesgos de salud asociados a la exposición ocupacional en la agricultura así como los efectos de la exposición temprana a estas sustancias (para el feto y los niños pequeños).
¿Y qué es lo que han visto? Pues que sí. Que los pesticidas están causando una grave crisis de salud que, probablemente, debería movilizar a los gobiernos, animándolos a la toma de una serie de medidas contundentes, anteponiendo, de una vez por todas, la salud de las personas a los intereses económicos.
Los expertos del INSERM han concluido que los vínculos parecen especialmente claros entre la exposición ocupacional a los pesticidas y determinadas patologías adultas como la enfermedad del Parkinson, el cáncer de próstata, y cánceres hematopoyéticos como el linfoma no Hodgkin y el mieloma múltiple. Además, la exposición a pesticidas durante los periodos prenatal y postnatal y en la infancia parece ser un riesgo singular para el desarrollo del niño.
Recomendaciones de los científicos
Los científicos han pedido además en sus recomendaciones que se mejoren los sistemas oficiales que se siguen para evaluar la toxicidad de estas sustancias, de modo que se tengan en cuenta debidamente sus efectos a dosis muy bajas y los efectos de las mezclas de pesticidas. Son dos cuestiones clave que inexplicablemente hasta ahora, y a pesar de conocerse perfectamente por infinidad de investigaciones científicas, las autoridades no han tenido en cuenta.
Amplios sectores de población se exponen a niveles de pesticidas que aunque aparentemente sean "bajos" infinidad de investigaciones muestran que pueden causar efectos (especialmente en periodos sensibles del desarrollo, tales como el embrionario y la infancia). Y, además, no se exponen solo a un pesticida, sino a complejas mezclas de ellos que pueden tener efectos mayores que los pesticidas aislados.
La existencia de evidencias ligan la exposición a pesticidas y enfermedades como cáncer de próstata, leucemia o ParkinsonColectivos franceses ocupados durante mucho tiempo en denunciar los riesgos de los pesticidas, como Generations Futures, han aplaudido la realización de este informe y urgido al Gobierno francés a "actuar rápida y contundentemente para reducir el uso de los pesticidas y prohibir los más peligrosos". Para ellos "el informe del INSERM confirma la existencia de evidencias relevantes o medias que ligan la exposición a pesticidas y enfermedades como Linfoma No-Hodgkin, cáncer de prostata, mieloma múltiple, leucemia, Parkinson, Alzheimer, varios desórdenes cognitivos e infertilidad".
Sin embargo, consideran que el informe es "bastante conservador ya que hay enfermedades en las que aunque los vínculos con los pesticidas parezcan menos contundentes no quiere decir que no puedan tenerlos. Son enfermedades como los tumores cerebrales sobre los que hay estudios muy significativos que muestran incrementos de riesgo de un 300% o menos estudiadas como la esclerosis lateral amiotrófica sobre la que hay estudios que muestran excesos de riesgo de un 80%". En Generations Futures creen que los expertos del INSERM exigen una carga de evidencias demasiado elevada. En cualquier caso, el propio INSERM insiste en que "el hecho de no poder llegar a una conclusión no significa necesariamente que no exista un riesgo. Si ciertas sustancias son culpadas, es solo porque han sido más estudiadas que otras. Muchas sustancias no han sido objeto de estudios epidemiológicos".
Precisamente es el gran rigor y prestigio del INSERM lo que da más valor al informe y debiera hacer que las autoridades, no solo francesas, sino de cualquier país del mundo, debiesen tener muy en cuenta lo que dice sobre algunos pesticidas.
Todos estamos expuestos a los pesticidas
Los pesticidas son una larga lista de sustancias, centenares, autorizadas para los más diversos usos. Se esparcen sobre las cosechas, las cunetas, el interior de los edificios, ... Y, por ello, están por doquier. Pueden contaminar el organismo del ser humano de diferentes formas, que van desde la exposición directa de los agricultores que fumigan los campos a la ingestión de los residuos de ellos que pueden quedar en los alimentos o el agua, por no citar más posibilidades.
Llama la atención el divorcio que existe entre la creciente evidencia científica sobre estas cuestiones y la escasa voluntad política para solucionarlas.
Extraido de: http://www.estrelladigital.es/salud/informe-relaciona-pesticidas-enfermedades-humanas_0_1436856984.html
jueves, 25 de julio de 2013
Las venas de América Latina aún están abiertas
Una muestra: recientemente CEPAL reportó que, durante la última década,
los beneficios de las compañías transnacionales en América Latina y el
Caribe crecieron en un 500%. No obstante, más de la mitad de estas
ganancias se enviaron a sus matrices. Sólo en 2011 las ganancias de
estas empresas alcanzaron los 113 mil millones de dólares. De éstas, más
del 55% abandona el país donde se generan, es decir, cerca de US$ 62
mil millones, el equivalente a llevarse la totalidad del PIB de Ecuador o
casi tres veces el PIB de Paraguay en el mismo año.
A comienzos de la década del setenta, el periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano relataba con amplio detalle la descarnada crónica de despojo y humillación a la que ha sido sometida Latinoamérica desde el desembarco de Colón. Plata, oro, salitre, azúcar, cacao, caucho y un largo etcétera de recursos naturales arrasados en diversos puntos del continente a fin de enriquecer las ambiciosas arcas de los imperios del norte, dejando como herencia la miseria una vez agotada la veta y la tierra.
Cuarenta años después, Las venas abiertas
de América Latina permanece vigente como llamado a despertar la
conciencia de los pueblos oprimidos y manipulados por el poder
económico. “El subdesarrollo de América Latina proviene del desarrollo
ajeno y continúa alimentándolo. Impotente por su función de servidumbre
internacional, moribundo desde que nació, el sistema tiene pies de
barro. Se postula a sí mismo como destino y quisiera confundirse con la
eternidad”. Éste es uno de muchos extractos que describen una coyuntura
que tristemente sigue replicándose una y otra vez.
Una muestra: recientemente CEPAL reportó que, durante la última década,
los beneficios de las compañías transnacionales en América Latina y el
Caribe crecieron en un 500%. No obstante, más de la mitad de estas
ganancias se enviaron a sus matrices. Sólo en 2011 las ganancias de
estas empresas alcanzaron los 113 mil millones de dólares. De éstas, más
del 55% abandona el país donde se generan, es decir, cerca de US$ 62
mil millones, el equivalente a llevarse la totalidad del PIB de Ecuador o
casi tres veces el PIB de Paraguay en el mismo año.
La maldición de los recursos naturales
Desde una perspectiva económica por ejemplo, resulta interesante
comparar la contra-historia relatada en Las Venas con lo que la
literatura económica denomina “la maldición de los recursos naturales”. De hecho, este último sería un título más que adecuado para la misma realidad descrita por Galeano.
La maldición se explica por la evidencia que constata que países ricos en recursos naturales
presentan un desempeño peor y con mayores desigualdades que aquellos
países pobres en recursos, aunque cabe destacar que el problema es la
dependencia, y no la abundancia, de estos recursos. Dentro de los
factores que explican este padecimiento hay de tipo económico, como la
tendencia de las monedas locales a fortalecerse y entorpecer otro tipo
de exportaciones, y de tipo político, derivados de la tendencia al
comportamiento corrupto de los actores, como consecuencia de las
disputas por el acceso a la renta económica de los recursos, generando
daños estructurales a nivel institucional.
El cómo escapar de la maldición ha sido materia de amplio estudio.
Dentro de la reflexión se cuenta el control del tipo de cambio, la
reinversión de los recursos en la población y el fortalecimiento
institucional. Pero en primer lugar, como lo señala el Nobel de
Economía, Joseph Stiglitz, “los países deben hacer más por garantizar
que sus ciudadanos reciban el valor total de los recursos”.
Siempre ha resultado inaceptable que una vez extraída la ganancia, la
población quede desnuda y desprotegida, como ocurrió con la crisis del
salitre a comienzos del siglo pasado. Ahora, al menos, podemos apreciar
que hay una ciudadanía consciente que no está dispuesta a seguir
tolerando el abuso. Ejemplo de ello es la crisis de la industria
salmonera en Chile. Sustentada por inmejorables condiciones naturales,
llegó a transformarse en el segundo exportador mundial de este producto.
Pero luego de una década de extraordinario éxito comercial, producto de
la desregulación y de las precarias prácticas sanitarias, sucumbió ante
un virus mortal para los peces y emigró hacia zonas australes.
En Quellón el desempleo pasó de una tasa inferior al 2% en 2003 a casi un 15% en 2009, situación dramática para una comuna que vio casi triplicada su población entre 1992 y 2008. Y como si fuera parte de un nuevo capítulo de Las Venas, en la llamada a ser “capital del salmón” quedaron los brazos caídos, un par de calles pavimentadas y el anhelo de un nuevo hospital. Aunque las cifras de empleo han mostrado recuperación durante el último tiempo, la insuficiente base material y abandono quedó de manifiesto con el activo descontento que ha exigido recientemente dignidad y mejoras concretas en la atención de salud.
El contexto actual
El modelo que vive la región se reorienta con la vuelta al Estado de los
gobiernos de izquierda o progresistas en otros casos -Venezuela (1999),
Brasil (2002), Argentina (2003), Uruguay (2005), Bolivia (2006),
Ecuador (2007), Paraguay (2008), cambiando el relato y el sentido de la explotación de recursos naturales,
con una orientación de carácter social y redistributivo, pero en la
esencia manteniendo y profundizado el modelo extractivista. Más aún,
gracias al explosivo aumento del precio de los recursos naturales a
nivel internacional, la región ha tendido a retroceder en términos de
industrialización, para volver a economías donde predominan las
exportaciones de materias primas. Este modelo se ha perpetuado en
aquellos países con gobiernos abiertamente neoliberales.
Latinoamérica
muestra una alta dependencia de los commodities. Estos representan casi
la cuarta parte de los ingresos fiscales de la región. En siete países
(que explican el 85% del PIB regional), la participación de bienes
primarios (de explotación
directa y sin elaboración) sobre el total de los ingresos fiscales es
considerable, variando entre el 10% y 49% para el período 2004-2008.
Adicionalmente, gran parte de estos commodities, el 80%, ha gozado de un
particular período de bonanza comercial, tal como lo demuestra el
ejemplo del cobre chileno. Sin embargo, la mayor parte de estas rentas
migran, y por otra parte, los gobiernos, capturados por la necesidad de
satisfacer la demanda social inmediata, caen en la tentación de
transformarlas en gasto, imposibilitando la reinversión en la región,
necesitada de reformas estructurales para abandonar la dependencia de la
explotación y exportación primaria.
El modelo avanza en una dirección que podría agudizar la maldición,
porque están atrapados en la lógica del crecimiento y el comercio
internacional como principal mecanismo para hacer políticas sociales.
Punto relevante de esta vuelta atrás ha sido la creciente relación
comercial con China que, en el discurso global, era aplaudida como una
relación Sur-Sur, pero en la práctica es aún más dependiente de recursos
naturales que los intercambios con Europa o Estados Unidos: en 2008,
del total de envíos de América Latina a China, el 69% correspondía a
bienes primarios, versus el 31% de Estados Unidos y 42% de Europa.
Hace un par de semanas atrás se realizó la Conferencia sobre Recursos
Naturales y Desarrollo Integral de la Región, convocado por la UNASUR.
Donde se reconoce el valor que tienen los recursos naturales para la
región, reforzando la idea de la “defensa de los derechos de propiedad
de los Estados sobre los recursos naturales”.
El cambio de manos de la propiedad de recursos genera ingresos y
dividendos valorables, pero tiene tremendos riesgos. El principal es,
sin duda, el riesgo de la democracia. En Estados con poco espacio para
la participación real, la población tiene nula capacidad para definir
qué modelo de desarrollo quiere y qué condiciones demandar para llevar a
cabo los proyectos estatales. Más aún, hemos visto una creciente
criminalización de las demandas sociales, que debilita a los movimientos
y amordaza sus demandas.
Tenemos al frente inmensos desafíos –que no estaban presentes al momento
en que Galeano escribió Las Venas- como el cambio climático, la
problemática de agua, la crisis alimentaria o la escasez energética.
Estos elementos configuran nuevos ingredientes de una maldición que sólo
puede ser eliminada si fortalecemos la institución democrática. Para
ello, es imperativo democratizar los Estados, recuperar las rentas
económicas de los recursos naturales, generar participación y
transparencia, y dotar a la ciudadanía de un rol activo en la
construcción de sociedad.
Francisco Pinto. Master en Economía Ambiental y Cambio Climático de la
London School of Economics. Investigador asociado al Centro de Economía
de los Recursos Naturales y Medio Ambiente (CENRE) de la Universidad de
Chile.
EcoPortal.net
Terram
Extraido de: http://www.ecoportal.net/Eco-Noticias/Las_venas_de_America_Latina_aun_estan_abiertas
Transgénicos, ¿un demonio en el que cree Colombia?
Por: Camilo Hurtado
Dos recientes estudios han puesto en evidencia los posibles
problemas que generaría el consumo de productos transgénicos a nivel
mundial. En el primero, científicos australianos establecieron una
conexión directa entre el uso de alimentos manipulados y los daños
estomacales en los cerdos; el segundo experimento estuvo a cargo de
científicos de la Universidad de Caen (Francia), quienes alimentaron
durante cerca de dos años a doscientas ratas, con tres raciones de maíz
genéticamente tratado, propiedad de la multinacional Monsanto,
encontrando aparentes efectos negativos sobre la salud de los roedores.Ante la resistencia de grupos ecologistas y varios gobiernos, continentes como el europeo han rechazado de manera contundente a los organismos genéticamente modificados (OGM). En países como Italia, Alemania y Francia se prohibió por ejemplo el cultivo y exportación de las semillas transgénicas obligando a las compañías líderes de la agroquímica a replantear su modelo de negocio. Mientras esto pasa, en Colombia la situación parece ser distinta.
Los profesores de la Universidad de Caen en Francia encontraron que hay entre dos y tres veces más tumores en las ratas que consumieron productos transgénicos.
Panorama nacional de los transgénicos
De acuerdo con los datos suministrados por el Instituto Agropecuario (ICA), al cierre del año pasado se sembró un total de 75.046 hectáreas de maíz, 28.178 ha de algodón genéticamente modificado y 12 ha de flores (claveles y rosas azules). En el país hay 5 cultivos genéticamente modificados aprobados para siembra de algodón, maíz, rosas azules, claveles azules y soya.
Las características que considera el gobierno nacional para darle espacio a este tipo de productos tienen que ver con la tolerancia a herbicidas y la resistencia a insectos, dos elementos que se pueden encontrar en un solo cultivo afectando la cosecha.
Según el ICA, en 21 departamentos del país los agricultores le apuestan a la siembra de estos cultivos genéticamente modificados. En la siembra del maíz se destaca el Tolima con 19.908 hectáreas; Córdoba con 16.605 ha y Meta con un total de 15.582 ha. En referencia al algodón, Córdoba y Tolima siguen siendo los departamentos con mayor índice de siembra con 13.727 y 6.309 hectáreas respectivamente. Cesar contribuye a la medición con 4.673 ha.
Tomando en cuenta el caso de las flores GM (Genéticamente Modificado), a las que se le ha modificado su color, el crecimiento en 2012 fue significativo y se debe tener en cuenta que el producto es netamente de exportación para el mercado internacional.
María Andrea Uscátegui, directora ejecutiva de la Asociación de Biotecnología Vegetal Agrícola, respalda el uso de los cultivos biotecnológiocos afirmando que durante 16 años de comercialización a nivel global, su contribución a la sostenibilidad ha sido importante.
“Es de destacar que esta es una de muchas herramientas que ayudará a la humanidad a enfrentar los múltiples retos del futuro: producir más y mejores alimentos para una población creciente y para enfrentar el cambio climático”, agrega la vocera de Agro-Bio, quien señala que el el aporte a la seguridad alimentaria, la conservación de la biodiversidad al economizar suelo, la contribución a la lucha contra la pobreza y el hambre y la reducción de la huella ecológica de la agricultura, representan los elementos más importantes a la hora de cultivar transgénicos.
En el país hay organizaciones que no están muy de acuerdo con estos argumentos. Germán Ortíz es el director del grupo Semillas, encargado de controvertir el uso del territorio colombiano para el cultivo de productos con modificaciones.
Ortíz dice que la transformación de las especies es quizás el elemento que ha generado un debate mundial por los impactos que pueden generar estas modificaciones a nivel ambiental, socieconómico y en la salud de humanos y animales.”Lo que se está haciendo es trasladar información de organismos que nunca antes se habían cruzado entre sí de tal forma que se pueda alterar la estabilidad de ese organismo, algo que particularmente puede alterar algunos aspectos del ecosistema o de los organismos que están a su alrededor”.
El representante de la organización Semillas cuenta que en Colombia comenzó a aprobarse el uso y cultivos de transgénicos desde hace 11 años con el algodón y en 2007 con la liberación comercial de maíz modificado, algo que preocupa si se tiene en cuenta que “desde hace 15 años la población colombiana consume maíz sin tener la más remota idea de si existe o no una reglamentación del impacto negativo de estos productos”.
Ortíz comenta que desde 1990 Colombia era autosuficiente en la producción y consumo de alimentos. Hoy en día, el país importa masivamente el 85 % del maíz y el 95 % de la soya que consume. Estos dos productos se constituyen como los transgénicos que se masifican por excelencia en los cinco continentes.
La crisis algodonera de 2008
Con pérdidas cercanas a los $100.000 millones de pesos, el sector algodonero sufrió una grave crisis con un 30% de cultivo afectado, especialmente en los departamentos del Tolima y Córdoba. Algunas instituciones, para enfrentar el invierno de esa época, trabajaron cultivos modificados y así limitaron las consecuencias negativas.
El senador del Polo Democrático Jorge Robledo denunció por esa época que el gobierno de manera ilegítima permitió que se distribuyera entre los productores tolimenses, sin las pruebas suficientes, la semilla transgénica Monsanto DP-455, lo que posibilitó que casi 9.000 hectáreas de algodón sufrieran drásticas reducciones en el nivel de producción.
“Después de más de 10 años de siembra del algodón transgénico podemos decir que ha sido un gran fracaso (…) los agricultores del Tolima y Córdoba se quebraron en 2008 con la siembra de variedades transgénicas que le otorgó la multinacional Monsanto”, dice el director de la fundación Semillas. Ortíz insiste en destacar que con estos cultivos, solamente en el 2012, los agricultores de Córdoba perdieron más de $72.000 millones de pesos con un algodón transgénico que tiene dos características: resistencia herbicida y cultivos BT para el control de plagas en los cultivos.
También recalca que los agricultores quedaron a la deriva porque Monsanto no ha respondido por las pérdidas o los daños que se presentaron en los últimos años, pero en cambio, sí está muy pendiente de hacer cumplir los contratos que firman los cultivadores, además del reconocimiento y el pago por las regalías de las patentes de estas semillas. Para Ortíz, los agricultores no tienen quién los defienda, ya que el ICA no ha hecho gran cosa para investigar sobre la afectación de este tipo de tecnología.
María Uscátegui de Agro-Bio dice que en referencia al caso de los algodoneros en 2008, el ICA (institución que regula estos cultivos) realizó un estudio en el que se demostró que las plantaciones de algodón (tanto convencionales como genéticamente modificadas) habían sido afectadas por factores climáticos y las pérdidas no se generaron por causa de la tecnología.
“Es importante destacar aquí que las semillas genéticamente modificadas deben contar con los mismos cuidados que cualquier cultivo, siguiendo buenas prácticas agrícolas para que se obtengan los mejores resultados”.
Uscátegui alega que actualmente a pesar de la situación mundial del mercado de algodón, los agricultores de regiones como Córdoba, Tolima, Cesar y Sucre, entre otros, le siguen apostando a la siembra de este producto con semillas genéticamente modificadas.
En el caso del maíz, la directora ejecutiva de la asociación que promueve el uso de los elementos biotecnológicos, cree que se ha dado un aumento significativo año tras año en la producción, ya que los agricultores “están siendo testigos” de los beneficios de la tecnología como la reducción de pérdidas de las cosechas a causa de las malezas y/o las plagas; el uso más sostenible de los insumos químicos además de otros beneficios indirectos que los agricultores “resaltan de la tecnología” como la facilidad del manejo del cultivo y la mejora en la calidad de vida del mismo agricultor.
Etiquetado y regulación
En 2011 el ministerio de la Protección Social estableció la resolución 4254 por medio de la cual expide el reglamento técnico que establece disposiciones relacionadas con el rotulado o etiquetado de todos los alimentos derivados de Organismos Genéticamente Modificados(OGM) con la identificación de materias primas para el consumo que humano que los contengan.
Esta medida no cubre al aceite de soya, algodón, maíz o canola, productos que se venden en el país y cuya fabricación es a base de transgénicos. El argumento que da la legislación es que las materias primas que se usan son iguales a las convencionales en cuanto a su calidad nutricional.
Para el grupo Semillas, el etiquetado es una medida que se da por la presión que tienen los consumidores o los ciudadanos en general para que , por lo menos, se cuente con “el derecho fundamental” de poder decidir qué se consume, esto se da en Europa donde hay una fuerte legislación. La organización cree que en Colombia se cuenta con una resolución tan débil y tan poco fuerte al exigir el etiquetado, que finalmente no opera, lo que imposibilita tener el control sobre este tipo de productos, sobre todo por la importación masiva de soya y maíz transgénico que se está haciendo sin ningún control y sin ninguna posibilidad de elección para los consumidores.
Así mismo insisten que mientras en Europa las etiquetas son promovidas para sacar provecho del mercado pues los productos libres de modificaciones se están vendiendo a un precio más alto, en Colombia sólo se exige que las cajas que contienen alimentos transgénicos de otras partes del mundo, contengan una marquilla a la entrada de los puertos, pero en los supermercados, el comprador desconoce su origen.
En cuanto a la reglamentación Agro-Bio explica que Colombia cuenta con una regulación para la aprobación, siembra, control y monitoreo de los cultivos genéticamente modificados. La asociación dice que si el agricultor decide adoptar la biotecnología, debe cumplir con unas normas establecidas por la autoridad competente, el ICA, que es la encargada de determinar si se puede sembrar, en donde y bajo que normas se debe hacer.
Las semillas genéticamente modificadas que se encuentran actualmente en el mercado son una herramienta más del abanico de posibilidades que encuentra el agricultor y para la agrupación defensora de los transgénicos, nadie obliga al comerciante a sembrar o no la semilla genéticamente modificada.
Extraido de: http://www.kienyke.com/economia/transgenicos-un-demonio-en-el-que-cree-colombia/
sábado, 15 de junio de 2013
niño que discute sobre ¿que pasa con nuestros sistema alimentario?
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=YpuaPSo3AKk
Birke Baehr, de 11 años de edad, presenta su versión de una fuente importante de nuestra alimentación: las lejanas y no menos pintorescas granjas industriales. Argumenta que mantener las granjas fuera de la vista promueve un panorama color de rosa e irreal de la agricultura intensiva, al tiempo que esboza una defensa de la producción orgánica de alimentos de escala local.
Birke Baehr, de 11 años de edad, presenta su versión de una fuente importante de nuestra alimentación: las lejanas y no menos pintorescas granjas industriales. Argumenta que mantener las granjas fuera de la vista promueve un panorama color de rosa e irreal de la agricultura intensiva, al tiempo que esboza una defensa de la producción orgánica de alimentos de escala local.
jueves, 13 de junio de 2013
¿Que es el Consumo Responsable?
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=P1gYxoDRfF4#at=46
Con nuestra forma de consumir podemos influir en la marcha de la economía y del mundo de una forma directa. Un consumo consciente y responsable, orientado al fomento de actividades satisfactorias para la naturaleza y las personas es una gran contribución y un decisivo instrumento de presión frente al mercado.
El Consumo Responsable implica un consumo ético, ecológico y social. Es elegir productos no sólo en base a su calidad y precio, sino también por su impacto ambiental y social, y por la conducta de las empresas que los elaboran.
Decidimos hacer este video junto a amigos y colegas de distintas partes del mundo por la importancia que el Consumo Responsable tiene en la lucha por lograr un mundo ecológicamente sustentable y socialmente justo.
Otro mundo es necesario, otro mundo es posible.
www.amartya.org.ar
Con nuestra forma de consumir podemos influir en la marcha de la economía y del mundo de una forma directa. Un consumo consciente y responsable, orientado al fomento de actividades satisfactorias para la naturaleza y las personas es una gran contribución y un decisivo instrumento de presión frente al mercado.
El Consumo Responsable implica un consumo ético, ecológico y social. Es elegir productos no sólo en base a su calidad y precio, sino también por su impacto ambiental y social, y por la conducta de las empresas que los elaboran.
Decidimos hacer este video junto a amigos y colegas de distintas partes del mundo por la importancia que el Consumo Responsable tiene en la lucha por lograr un mundo ecológicamente sustentable y socialmente justo.
Otro mundo es necesario, otro mundo es posible.
www.amartya.org.ar
martes, 11 de junio de 2013
Comemos veneno: "El cáncer, la infertilidad y la diabetes son por la comida"
"El aumento de enfermedades crónicas
como la obesidad, la diabetes y el cáncer está directamente relacionado
con los alimentos que comemos. Las hormonas sintéticas presentes en los
fertilizantes y pesticidas que entran en contacto con la comida son muy
peligrosas para la salud y no suelen detectarse en los análisis
toxicológicos, por lo que se invalida el principio de que la ‘dosis hace
el veneno’”. Con esta advertencia a modo de carta de presentación, la
galardonada documentalista y periodista Marie-Monique Robin nos
introduce en el mundo de la agroindustria, su campo de investigación
desde hace más de una década, y sobre el que versa su último ensayo: Las
cosechas del futuro. Cómo la agroecología puede alimentar al mundo
(Península).
Una obra fruto del análisis comparativo de diversos sistemas de producción alimentaria que, en sintonía con otras anteriores como Nuestro veneno cotidiano y El mundo según Monsanto, cuestiona el mito de que la bajada del precio de los alimentos o de que el fin del hambre en el mundo solo son posibles mediante la producción industrial de alimentos. La principal novedad que aporta la autora gala con este último libro es que existe una alternativa demostrable, “más sobresaliente de lo que creía antes de iniciar la investigación”, y que se llama agroecología.
La transición de la agroindustria a la agroecología todavía es posible, explica Robin, pero aun existiendo la voluntad política necesaria para propiciar los cambios legislativos que la permitan, “llevará muchos años descontaminar las tierras y las aguas subterráneas hasta poder producir alimentos sanos”. Es por ello que urge, en primer lugar, limitar el uso de pesticidas y transgénicos. “España es el país más permisivo de la UE con el cultivo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) y la comercialización de otras sustancias tóxicas, como el bisfenol A que otros lugares como Francia está prohibido”.
Una permisividad, alerta la autora gala, con unas consecuencias más que visibles: “Las parejas españolas son las que más problemas tienen de infertilidad en toda la Europa, que afecta a una de cada cuatro”. Al mismo tiempo, los cánceres de cerebro y la leucemia están creciendo a un ritmo anual del uno al tres por ciento entre los niños, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ponen también de relieve el auge del origen fetal de las enfermedades en la edad adulta (presuntamente por el tipo de alimentación de la gestante). “La propia Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ya se está dando cuenta de estas consecuencias y reconociendo las deficiencias del principio toxicológico de que 'la dosis hace el veneno’ debido a las indetectables hormonas sintéticas, como demuestra la mayoría de literatura científica sobre esta cuestión”, apunta Robin.
El cenit del petróleo lo será también de la comida barata
Tradicionalmente se ha relacionado el bajo coste de los alimentos con los monocultivos, el uso de pesticidas y fertilizantes para reducir las plagas, así como otras técnicas modernas de producción a gran escala. Sin embargo, Robin afirma que “los precios de los alimentos que compramos en el supermercado son completamente falsos porque no incluyen los costes directos ni los indirectos”.
Los gastos derivados del tratamiento de las aguas contaminadas, del pago de las tasas por los gases de efecto invernadero, de las subvenciones (para el gasóleo, para exportar o directamente de la Política Agraria Común de la UE), así como de los sistemas públicos de salud, por el aumento de enfermos crónicos, son algunos de los costes asociados a la agroindustria que no se incluyen el precio de origen. “Si sumamos todos estos costes a los productos en origen, su precio subiría y serían más caros que los ecológicos”. Además, añade Robin, más de la mitad del precio está engordado por los intermediarios y finalistas.
Una realidad de la que no estamos muy lejos, según la autora gala, para quien antes o después tendrá que dispararse el precio de la comida, ya sea por el fin de las subvenciones (como se prevé con la PAC), por la creciente especulación bursátil con las materias primas en los mercados de futuro, o por el no menos inminente encarecimiento de los combustibles fósiles como el petróleo y el gas, debido a su cenit.
Los productos químicos utilizados en la agroindustria se elaboran a partir de petróleo y gas, por lo que un aumento en el precio de estos recursos, junto a la escasez de agua, pondría a la agroindustria en la encrucijada. “Esta es la gran debilidad de las industrias alimentarias. Se sustentan sobre un modelo que depende de los combustibles fósiles, y está claro que el precio de éstos será cada vez mayor, por lo que el de los alimentos será parejo. No tiene sentido que la alimentación en el mundo dependa de la producción de petróleo en una región tan convulsa como es Oriente Medio”, lamenta Robin.
Alimentos saludables en un mundo sostenible
Las perniciosas consecuencias para la salud y el medio ambiente de la agricultura industrial, así como la crónica de una muerte anunciada que Robin comenzó a describir antes incluso de que se produjesen las primeras crisis alimentarias en Latinoamérica (relacionadas con los biocarburantes) han llevado a la francesa a recorrerse el mundo en busca de alternativas ecológicas. Después de estudiar diferentes técnicas agroecológicas pudo comprobar que su rendimiento puede ser mayor que con técnicas propias de la agroindustria.
“Muchas veces, cuando hablamos de agroecología pensamos que se trata de volver a las técnicas empleadas por nuestros abuelos. No es así, se trata de prácticas mucho más complejas que dependerán de la zona geográfica donde se desarrollen, del tipo de cultivo o del tipo de tierra”, explica la autora. Sin embargo, Robin sí pudo comprobar que todos ellos coincidían en un principio básico: la complementariedad. “Se trata de un principio común mediante el que se busca complementar la biodiversidad del medio, mediante rotación de cultivos o interfiriendo en los ciclos biológicos de los insectos, para prevenir plagas y aumentar la producción”.
La demanda de productos ecológicos por parte de los consumidores ha aumentado proporcionalmente al deterioro de la cadena alimentaria, “pero la oferta todavía no llega para abastecerlos a todos”, apunta Robin. Para hacerla extensiva a todo el mundo no llega con la concienciación del consumidor, que al fin y al cabo es el que más poder detenta con sus decisiones de compra, sino que se necesitan medidas políticas concretas.
Entre las propuestas más urgentes para facilitar el cambio, la periodista cita “la prohibición de la especulación con alimentos, el fomento de la soberanía alimentaria mediante una férrea protección de los mercados y agricultores locales, y el acortamiento de las cadenas de distribución buscando conexiones directas entre consumidores y productores”. Solo mediante la eliminación de los intermediarios y finalistas, explica la francesa, el precio de los alimentos orgánicos se reduciría hasta en un 90%”.
Las bases para posibilitar un cambio de modelo están puestas “desde hace muchos años”, pero de no iniciarse una pronta transición, advierte Robin, “no podremos anticiparnos a las crisis alimentarias que resurgirán en cualquier momento”.
Fuente: elconfidencial.com
Una obra fruto del análisis comparativo de diversos sistemas de producción alimentaria que, en sintonía con otras anteriores como Nuestro veneno cotidiano y El mundo según Monsanto, cuestiona el mito de que la bajada del precio de los alimentos o de que el fin del hambre en el mundo solo son posibles mediante la producción industrial de alimentos. La principal novedad que aporta la autora gala con este último libro es que existe una alternativa demostrable, “más sobresaliente de lo que creía antes de iniciar la investigación”, y que se llama agroecología.
La transición de la agroindustria a la agroecología todavía es posible, explica Robin, pero aun existiendo la voluntad política necesaria para propiciar los cambios legislativos que la permitan, “llevará muchos años descontaminar las tierras y las aguas subterráneas hasta poder producir alimentos sanos”. Es por ello que urge, en primer lugar, limitar el uso de pesticidas y transgénicos. “España es el país más permisivo de la UE con el cultivo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) y la comercialización de otras sustancias tóxicas, como el bisfenol A que otros lugares como Francia está prohibido”.
Una permisividad, alerta la autora gala, con unas consecuencias más que visibles: “Las parejas españolas son las que más problemas tienen de infertilidad en toda la Europa, que afecta a una de cada cuatro”. Al mismo tiempo, los cánceres de cerebro y la leucemia están creciendo a un ritmo anual del uno al tres por ciento entre los niños, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ponen también de relieve el auge del origen fetal de las enfermedades en la edad adulta (presuntamente por el tipo de alimentación de la gestante). “La propia Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ya se está dando cuenta de estas consecuencias y reconociendo las deficiencias del principio toxicológico de que 'la dosis hace el veneno’ debido a las indetectables hormonas sintéticas, como demuestra la mayoría de literatura científica sobre esta cuestión”, apunta Robin.
El cenit del petróleo lo será también de la comida barata
Tradicionalmente se ha relacionado el bajo coste de los alimentos con los monocultivos, el uso de pesticidas y fertilizantes para reducir las plagas, así como otras técnicas modernas de producción a gran escala. Sin embargo, Robin afirma que “los precios de los alimentos que compramos en el supermercado son completamente falsos porque no incluyen los costes directos ni los indirectos”.
Los gastos derivados del tratamiento de las aguas contaminadas, del pago de las tasas por los gases de efecto invernadero, de las subvenciones (para el gasóleo, para exportar o directamente de la Política Agraria Común de la UE), así como de los sistemas públicos de salud, por el aumento de enfermos crónicos, son algunos de los costes asociados a la agroindustria que no se incluyen el precio de origen. “Si sumamos todos estos costes a los productos en origen, su precio subiría y serían más caros que los ecológicos”. Además, añade Robin, más de la mitad del precio está engordado por los intermediarios y finalistas.
Una realidad de la que no estamos muy lejos, según la autora gala, para quien antes o después tendrá que dispararse el precio de la comida, ya sea por el fin de las subvenciones (como se prevé con la PAC), por la creciente especulación bursátil con las materias primas en los mercados de futuro, o por el no menos inminente encarecimiento de los combustibles fósiles como el petróleo y el gas, debido a su cenit.
Los productos químicos utilizados en la agroindustria se elaboran a partir de petróleo y gas, por lo que un aumento en el precio de estos recursos, junto a la escasez de agua, pondría a la agroindustria en la encrucijada. “Esta es la gran debilidad de las industrias alimentarias. Se sustentan sobre un modelo que depende de los combustibles fósiles, y está claro que el precio de éstos será cada vez mayor, por lo que el de los alimentos será parejo. No tiene sentido que la alimentación en el mundo dependa de la producción de petróleo en una región tan convulsa como es Oriente Medio”, lamenta Robin.
Alimentos saludables en un mundo sostenible
Las perniciosas consecuencias para la salud y el medio ambiente de la agricultura industrial, así como la crónica de una muerte anunciada que Robin comenzó a describir antes incluso de que se produjesen las primeras crisis alimentarias en Latinoamérica (relacionadas con los biocarburantes) han llevado a la francesa a recorrerse el mundo en busca de alternativas ecológicas. Después de estudiar diferentes técnicas agroecológicas pudo comprobar que su rendimiento puede ser mayor que con técnicas propias de la agroindustria.
“Muchas veces, cuando hablamos de agroecología pensamos que se trata de volver a las técnicas empleadas por nuestros abuelos. No es así, se trata de prácticas mucho más complejas que dependerán de la zona geográfica donde se desarrollen, del tipo de cultivo o del tipo de tierra”, explica la autora. Sin embargo, Robin sí pudo comprobar que todos ellos coincidían en un principio básico: la complementariedad. “Se trata de un principio común mediante el que se busca complementar la biodiversidad del medio, mediante rotación de cultivos o interfiriendo en los ciclos biológicos de los insectos, para prevenir plagas y aumentar la producción”.
La demanda de productos ecológicos por parte de los consumidores ha aumentado proporcionalmente al deterioro de la cadena alimentaria, “pero la oferta todavía no llega para abastecerlos a todos”, apunta Robin. Para hacerla extensiva a todo el mundo no llega con la concienciación del consumidor, que al fin y al cabo es el que más poder detenta con sus decisiones de compra, sino que se necesitan medidas políticas concretas.
Entre las propuestas más urgentes para facilitar el cambio, la periodista cita “la prohibición de la especulación con alimentos, el fomento de la soberanía alimentaria mediante una férrea protección de los mercados y agricultores locales, y el acortamiento de las cadenas de distribución buscando conexiones directas entre consumidores y productores”. Solo mediante la eliminación de los intermediarios y finalistas, explica la francesa, el precio de los alimentos orgánicos se reduciría hasta en un 90%”.
Las bases para posibilitar un cambio de modelo están puestas “desde hace muchos años”, pero de no iniciarse una pronta transición, advierte Robin, “no podremos anticiparnos a las crisis alimentarias que resurgirán en cualquier momento”.
Fuente: elconfidencial.com
el veno esta en nuestra mesa
http://www.youtube.com/watch?v=o5p-loc91u8
Documental realizado por el cineasta Brasileño Silvio Tendler sobre agrotóxicos en 2011, que muestra al público el peligro que representa para los trabajadores, para los ciudadanos y la forma en que están comiendo mal y peligrosamente, a causa de un modelo agrícola perverso, basado en los agronegocios.
Documental realizado por el cineasta Brasileño Silvio Tendler sobre agrotóxicos en 2011, que muestra al público el peligro que representa para los trabajadores, para los ciudadanos y la forma en que están comiendo mal y peligrosamente, a causa de un modelo agrícola perverso, basado en los agronegocios.
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