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viernes, 2 de diciembre de 2011

Manglares de Tumaco, asechados


La costa nariñense es una de las más ricas en manglares del país.
La costa nariñense es una de las más ricas en manglares del país.

José Ernesto Mancera, director de la Sede Caribe de la Universidad Nacional de Colombia.
José Ernesto Mancera, director de la Sede Caribe de la Universidad Nacional de Colombia.

El exceso de contaminantes provenientes de los vertimientos de los asentamientos humanos es uno de los mayores riesgos para las agua de Tumaco. - Fotos: Víctor M. Holguín / Unimedios
El exceso de contaminantes provenientes de los vertimientos de los asentamientos humanos es uno de los mayores riesgos para las agua de Tumaco. - Fotos: Víctor M. Holguín / Unimedios

 
Bogotá D.C., dic. 01 de 2011 - Agencia de Noticias UN- La costa Pacífica nariñense tiene la mayor abundancia de manglares del país y Tumaco es buen ejemplo. Esa riqueza natural está en riesgo si no se controlan factores que degradan el ecosistema. 

Según José Ernesto Mancera, director de la Sede Caribe de la UN y experto en manglares, la deforestación y los contaminantes químicos como el fósforo son problemas visibles en el municipio porteño, aunque todavía se está a tiempo de tomar medidas preventivas. 

“Un elemento muy importante tiene que ver con la alta contaminación por actividades domésticas. En la bahía de Tumaco se arrojan grandes cantidades de fósforo, sustancia química que en exceso genera un problema denominado eutrofización (abundancia anormalmente alta de nutrientes), que también es muy negativo desde el punto de vista de la productividad de las aguas”, explicó el profesor. 

Un informe del Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas del Pacífico, de la Dirección General Marítima de Colombia (Dimar), sostiene que las altas concentraciones de nitrógeno y fósforo pueden contribuir a problemas tales como bajos niveles de oxígeno disuelto y a la eutrofización acelerada. “A las variaciones como resultado de los fenómenos naturales se suman los cambios causados por la intervención humana, asociados a vertimientos de materiales a través de ríos, aguas residuales domésticas, actividades industriales, agrícolas, marítimas, portuarias, entre otras”. 

El Director de la UN en el Caribe afirmó que los manglares pueden asimilar buena parte de esos nutrientes y evitar que terminen en mar abierto. Además, tienen la capacidad de fijar el dióxido de carbono (CO2), uno de los gases de efecto invernadero que intervienen en el calentamiento global y en la acidificación de los mares (descenso del pH natural), lo que afecta a muchas especies. 

“Hace poco se publicó un artículo internacional que demuestra que los manglares son ecosistemas que acumulan y secuestran gran cantidad de carbono, básicamente en las raíces. Este es uno de los múltiples bienes y servicios que prestan”, resaltó el biólogo. 

Si bien los manglares todavía dominan el paisaje tumaqueño, se observan sitios en donde están siendo destruidos por personas, la mayoría desplazadas, que construyen allí viviendas precarias. 

La destrucción implica otros problemas, como la disminución de fuentes de ingresos para los pescadores que viven de la recolección de piangua, molusco abundante en estos lugares. Además, los árboles pueden convertirse en una barrera que disminuiría los impactos de un tsunami. 

“En la medida en que conozcamos las funciones de estos hábitats, podremos generar programas que eviten la tala indiscriminada y permitan protegerlos”, recomendó Mancera, uno de los expositores centrales del Curso-Taller Internacional Amenazas al Medio Marino y Gestión del Riesgo, realizado en Tumaco entre la UN y la Dimar.

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