Buscar este blog

martes, 22 de marzo de 2011

Va un año y 1.250 hectáreas del Santuario de Iguaque siguen en cenizas

Incendio santuario
De la riqueza natural que había en el sector hoy no queda ni la ceniza.
Foto: Rodolfo Gonzalez / Boyacá 7 días

Ninguna de las promesas de recuperar el páramo vecino a Villa de Leyva se ha cumplido.

Quebradas que desaparecieron, ríos agonizando y gigantes árboles incinerados que con sus raíces se resisten a caer, es lo único que se puede apreciar a lo largo de gran parte de las 1.250 hectáreas del Santuario de Flora y Fauna de Iguaque que fueron arrasadas por un voraz incendio en febrero del año pasado.
Durante la primera semana de febrero, cuando las llamas alcanzaban hasta los cien metros de altura, autoridades civiles y militares del orden local, departamental y nacional se comprometieron a contribuir con la recuperación de la reserva hídrica de la que toma agua Villa de Leyva, Chíquiza y parte de Sáchica y Arcabuco.

Hoy, 400 días después de que el fuego acabara con miles de animales y especies vegetales que poblaban la zona y cuando se critica la falta de gestión del Gobierno para recuperar la zona, el alcalde de Villa de Leyva, Germán Vicente Sánchez, explicó que en menos de un mes iniciarán las labores de recuperación y que la demora se debió al respectivo trámite de los proyectos.

Y mientras cada una de las autoridades, responsables de solucionar el problema, alegan haber hecho más de lo que les correspondía, lo cierto es que, a excepción del estudio que desde hace cerca de dos meses adelanta el Instituto Alexander Von Humboldt junto con Parques Nacionales y la gestión de la Fundación Ecohumana, todo en el paisaje incinerado sigue igual.

La autorrecuperación del ecosistema tampoco se ha podido dar debido a lo empinado e inestable que se encuentra el terreno.
"Hasta el momento lo que hemos encontrado es que uno de los problemas más graves es la pérdida de la cobertura vegetal y del suelo por las fuertes lluvias", explicó Claudia Medina, investigadora del Instituto Alexander Von Humboldt (IAVH).

La Bióloga agregó que en el macizo de Iguaque se han registrado unas 630 especies de plantas, unas 130 especies de aves, 34 especies de mamíferos y unas 20 especies entre anfibios y reptiles (Datos provenientes de las colecciones Biológicas del IAVH).

"Estamos en el monitoreo de la zona afectada y es clara y muy notoria la reducción en el número de especies de plantas y animales (aves e insectos).
'La gestión se verá en un mes'
El alcalde de Villa de Leyva, Germán Sánchez Pereira, aseguró que no ha descansado un solo día en la gestión para recuperar el área incinerada y que en el sitio no se han iniciado los trabajos porque la gestión necesitó de cerca de un año.

Según el Mandatario el Fondo Nacional de Regalías acaba de aprobar 1.150 millones de pesos para una reforestación y ya se dio inicio al proceso licitatorio para recuperar 426 hectáreas de terreno en predios que son del municipio de Villa de Leyva. Dichos trabajos iniciarán a comienzos de mayo.

La Gobernación por su parte aprobó la suma de 130 millones y el municipio de Villa de Leyva 10 millones más, dineros estos que tendrán como destino la protección de la ribera de la quebrada La Colorada. El proceso de reforestación en dicha zona iniciará en las próximas semanas.

"Hay otro proyecto por 4.400 millones de pesos para la recuperación de 600 hectáreas que fue formulado por la Parques Nacionales, Corpoboyacá, la Uptc, el Instituto Von Humboldt y los municipios de Chíquiza y de Villa de Leyva; cuenta con la voluntad política del Ministerio del Medio Ambiente y será ejecutado por Corpoboyacá", aseguró Sánchez Pereira.

El funcionario añadió que la Corporación Ecohumana está gestionando una suma de dinero importante con el gobierno internacional. Además, para este fin de semana, realizarán en Villa de Leyva, junto con un grupo el Instituto Von Humbold, una jornada para recaudar dineros destinados a la recuperación del santuario de flora y fauna.
Buscan dinero para restauración
El próximo 9 de abril viajará a Villa de Leyva el director de Cooperación Internacional del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña con el propósito de conocer el área a intervenir para concretar la cooperación internacional que ascendería a los 1.250 millones de pesos.

Pero además este fin de semana la Ong Fundación Ecohunmana, con en el apoyo del Instituto Von Humboldt, adelantarán una jornada para recolectar donaciones en dinero y especie para el proyecto de restauración de las cinco microcuencas afectadas por el incendio.

La actividad será inaugurada este sábado a las 10:00 a.m. con la apertura de las puertas del Von Humboldt para que se puedan apreciar de forma gratuita las diferentes colecciones que tiene este instituto.

Se mostrarán más de 400 fotografías y ubicarán alcancías en la catedral, algunos hoteles, centros comerciales y en total serán 12 urnas en las que se recaudarán las donaciones de turistas y habitantes de Villa de Leyva.
http://www.eltiempo.com/colombia/boyaca/entre-las-cenizas-siguen-las-1250-hectareas-del-santuario-de-iguaque_9033996-4 

Bienvenido al Antropoceno, la era del hombre

Se trata de un nombre nuevo para una época geológica nueva, definida por nuestro enorme impacto sobre el planeta. La marca perdurará en el registro geológico mucho después de que nuestras ciudades se hayan derrumbado.

El petróleo transformó a Dubái en los años setenta del siglo xx. Ahora la ciudad ostenta el edificio más alto del mundo, centros comerciales gigantes y alrededor de dos millones de residentes que, para vivir en el desierto árabe, dependen del agua desalinizada y el aire acondicionado y, por lo tanto, de energía barata. (F. Jens Neumann / Edgar Rodtmann)
POR ELIZABETH KOLBERT
El camino nos lleva arriba de una colina, a través de un arroyo rápido y luego más allá del esqueleto de una oveja. Según yo, está lloviendo, pero me dicen que aquí, en las tierras altas del sur de Escocia, esto solo cuenta como una llovizna ligera, o smirr. Justo pasando el último zigzag, hay una cascada, envuelta a medias en la neblina, y la saliente de una roca dentada que tiene franjas verticales, como la rebanada de un pastel de capas que se puso de lado. Mi guía, Jan Zalasiewicz, un estratígrafo británico, señala una ancha franja gris. “Aquí pasaron cosas malas”, dice.
La franja se formó hace unos 445 millones de años, cuando los sedimentos se apilaron lentamente sobre el fondo de un océano antiguo. Entonces la vida aún estaba confinada al agua en su mayoría, y atravesaba una crisis. Entre los dos bordes de la franja gris, de un metro de grosor, murieron cerca de 80 % de las especies marinas, muchas de las cuales eran criaturas que ya no existen, como los graptolitos. Esta extinción, conocida como Ordovícico Tardío, fue una de las cinco mayores en los últimos 500 millones de años. Coincidió con cambios extremos en el clima, en los niveles globales del mar y la química oceánica.
Los estratígrafos como Zalasiewicz suelen ser difíciles de impresionar. Su trabajo consiste en armar la historia de la Tierra a partir de pistas que se les pueden sacar a las capas de las rocas millones de años después de un suceso. Tienen una perspectiva de muy largo alcance sobre los acontecimientos, de los cuales solo los más violentos pueden dejar señales claras y duraderas y marcar los episodios cruciales de la historia de 4 500 millones de años del planeta, los momentos decisivos que se dividen en capítulos comprensibles.
De manera que resulta desconcertante enterarse de que muchos estratígrafos hayan llegado a pensar que los seres humanos somos un acontecimiento tan importante que solo en el último siglo o dos hemos alterado el planeta tanto como para marcar el comienzo de una nueva época: el Antropoceno. De pie bajo el smirr, le pregunto a Zalasiewicz cómo piensa que verán esta época los geólogos del futuro lejano. ¿La transición será moderada, como docenas de otras que aparecen en el registro, o será una franja muy marcada en la que pasaron muchas cosas malas, como la extinción masiva a finales del Ordovícico?



En las áridas planicies del sur de España, los productos se cultivan en el despliegue de invernaderos más grande del mundo y se transportan en camiones al norte. Los invernaderos utilizan agua y nutrientes de manera eficiente y producen todo el año, por ejemplo, tomates en invierno. Pero, a escala global, el reto son los granos y la carne, no los tomates. Se requiere 38 % de la superficie libre de hielo de la Tierra para alimentar a los 7 000 millones de personas que hay hoy, y se esperan 2 000 millones más para 2050. (Almería, España: F. Edward Burtynsky)
Eso, dice Zalasiewicz, es lo que estamos por determinar.
La palabra “antropoceno” fue acuñada por el químico holandés Paul Crutzen hace alrededor de una década. Un día Crutzen, que comparte un Premio Nobel por descubrir los efectos de los compuestos que reducen el ozono, estaba en una conferencia científica. El presidente de esta mencionaba de manera constante el Holoceno, la época que comenzó al final de la última era de hielo, hace 11 500 años, y que –al menos oficialmente– continúa hasta este día. “‘Acabemos con esto –recuerda haber espetado Crutzen–. Ya no estamos en el Holoceno. Estamos en el Antropoceno’. Y bueno, la sala se quedó en silencio por un buen rato”. Cuando el grupo hizo un descanso para tomar café, el Antropoceno se convirtió en el tema principal de la conversación. Algunos sugirieron que Crutzen registrara los derechos de la palabra.
Mucho tiempo atrás, en los años setenta del siglo xix, un geólogo italiano de nombre Antonio Stoppani propuso que la gente había introducido una nueva era y la denominó Antropozoico. La propuesta de Stoppani fue ignorada; otros científicos la hallaron poco científica. En contraste, el Antropoceno sí hizo eco. El impacto humano en el mundo se ha hecho mucho más obvio desde los días de Stoppani, en parte debido a que el tamaño de la población casi se ha cuadruplicado a cerca de 7 000 millones. “El patrón del crecimiento demográfico en el siglo xx se dio a una tasa más bacteriológica que primate”, escribió el biólogo E.O. Wilson. Wilson calcula que la biomasa humana es 100 veces mayor que la de cualquier otra especie de animales grandes que haya existido alguna vez sobre la Tierra.
En 2002, cuando Crutzen reportó la nueva idea del Antropoceno en la revista Nature, los investigadores de una amplia gama de disciplinas adoptaron el concepto de inmediato. Pronto comenzó a aparecer regularmente en la literatura científica.
Al principio, la mayoría de los científicos que usaban el nuevo término no eran geólogos. A Zalasiewicz, uno de ellos, lo intrigaron las discusiones. “Noté que el término aparecía en la literatura seria, sin comillas y sin connotación irónica”, dice. En 2007, Zalasiewicz era presidente de la Sociedad Geológica de la Comisión Estratigráfica de Londres. Durante una junta, decidió preguntar a sus colegas qué pensaban del Antropoceno. Veintiuno de los 22 pensaban que el concepto tenía mérito. El grupo acordó verlo como un problema formal en la geología. ¿Cubriría el Antropoceno los criterios utilizados para nombrar una nueva época? En lenguaje geológico, las épocas son periodos relativamente cortos, aunque pueden extenderse por decenas de millones de años (los periodos, como el Ordovícico y el Cretácico, duran mucho más, y las eras, como la Mesozoica, aún más). Las fronteras entre las épocas se definen por los cambios que se preservan en las rocas sedimentarias: como la aparición de un tipo de organismo comúnmente fosilizado o la desaparición de otro. Pero, por supuesto, el registro en roca de la época actual aún no existe. De manera que la cuestión era: ¿cuando este exista, el impacto humano será “significativo estratigráficamente”? El grupo de Zalasiewicz decidió que la respuesta era sí, aunque no necesariamente por las razones que uno esperaría.
Probablemente, la forma más obvia en que los humanos están alterando el planeta es construyendo ciudades, que esencialmente son vastas extensiones de materiales hechos por el hombre: acero, vidrio, concreto y ladrillo. Pero resulta que la mayoría de las ciudades no son buenas candidatas para la conservación a largo plazo por la sencilla razón de que están construidas sobre la tierra, y en la tierra las fuerzas de la erosión tienden a ganarle a las de la sedimentación. Desde una perspectiva geológica, los efectos humanos visibles con mayor claridad en el paisaje hoy día “podrían en cierta forma ser los más pasajeros”, ha observado Zalasiewicz.



Mientras que las compañías petroleras perforan a mayor profundidad, las mineras trabajan sin parar para demoler los picos de los Apalaches en busca de carbón, que provee la mitad de la electricidad de Estados Unidos. Esta cima desapareció en un día. Unas 470 han sido borradas desde la década de los ochenta; el desperdicio suele cubrir los arroyos por completo. La extracción de las cumbres montañosas solo recupera 6 % de un depósito de carbón. (Montaña Kayford, Virginia Occidental. F. J. Henry Fair)
Los humanos también han transformado el mundo mediante el cultivo; más o menos 38 % de la tierra libre de hielo del planeta está dedicada a la agricultura. En este ámbito, también, algunos de los efectos que parecen más importantes actualmente solo dejarán rastros imperceptibles a lo mucho.
Es probable que los futuros geólogos comprendan la escala de la agricultura industrial del siglo xxi a partir del registro del polen: de las extensiones monocromáticas de polen de maíz, trigo y soya, que habrán remplazado las variaciones en el registro que dejan los bosques tropicales o las praderas.
La estandarización de los bosques del mundo enviará al menos dos señales codificadas a los futuros estratígrafos, aunque descifrar la primera puede ser engañoso. Las enormes cantidades de suelo erosionado de la tierra deforestada están aumentando la sedimentación en algunas partes del mundo, pero al mismo tiempo las presas que hemos construido en la mayoría de los principales ríos del mundo retienen el sedimento que de otra manera se arrastraría hasta el mar. La segunda señal de deforestación debería develarse más claramente. La pérdida del hábitat forestal es una causa principal de las extinciones, que ahora suceden a un índice cientos, o incluso miles, de veces más alto que durante la mayor parte de los últimos 500 millones de años.
Probablemente, el cambio más significativo, desde una perspectiva geológica, es uno que nos resulta invisible: el cambio en la composición de la atmósfera. Las emisiones de bióxido de carbono son incoloras, inodoras y, en términos de inmediatez, inofensivas. Pero sus efectos de calentamiento fácilmente podrían llevar las temperaturas mundiales a niveles que no se han visto en millones de años. Algunas plantas y animales ya están extendiendo sus territorios hacia los polos, y esos cambios dejarán rastros en el registro fósil. Algunas especies no sobrevivirán el calentamiento. Y el aumento de las temperaturas podría elevar el nivel del mar seis metros o más.
Es probable que mucho tiempo después de que nuestros autos, ciudades y fábricas se hayan convertido en polvo, las consecuencias de quemar carbón y petróleo equivalente a miles de millones de toneladas sean claramente ostensibles. El bióxido de carbono calienta el planeta y, al mismo tiempo, se cuela en los océanos y los acidifica. En algún momento de este siglo serán tan ácidos que los corales ya no podrán construir arrecifes, lo que se registrará geológicamente como “un hiato de arrecifes”. Estos hiatos han marcado cada una de las últimas cinco extinciones masivas principales. La más reciente, que se cree fue causada por el impacto de un asteroide, tuvo lugar hace 65 millones de años, al final del periodo Cretácico; no solo eliminó a los dinosaurios, sino también a los plesiosaurios, los pterosaurios y los ammonoideos. La escala de lo que les está sucediendo ahora a los océanos es, de acuerdo con muchos expertos, incomparable desde entonces. Para los geólogos futuros, dice Zalasiewicz, nuestro impacto podría parecer tan repentino y profundo como el de un asteroide.
Si en efecto hemos entrado en una nueva era, ¿cuándo comenzó exactamente? ¿En qué momento aumentaron los impactos humanos al grado de tener importancia geológica?
William Ruddiman, paleoclimatólogo de la Universidad de Virginia, ha propuesto que la invención de la agricultura hace unos 8 000 años, y la deforestación que resultó de ello, llevaron a un aumento tan grande en el CO2 atmosférico como para aplazar lo que de otra manera hubiera sido el comienzo de una nueva era de hielo; en su opinión, los humanos han sido la fuerza dominante en el planeta prácticamente desde el inicio del Holoceno. Crutzen ha sugerido que el Antropoceno comenzó a finales del siglo xviii, cuando, como indican las muestras de hielo, los niveles de bióxido de carbono dieron inicio a lo que resultó ser un aumento ininterrumpido. Otros científicos sitúan el inicio de la nueva época a mediados del siglo xx, cuando las tasas demográficas y de consumo se aceleraron rápidamente.
Zalasiewicz dirige ahora un grupo de trabajo de la Comisión Internacional de Estratigrafía (ics, por sus siglas en inglés), que tiene la tarea de determinar oficialmente si el Antropoceno merece ser incorporado a la escala geológica de tiempo. Para la decisión final se requieren votos tanto del ics como de su organización madre, la Unión Internacional de Ciencias Geológicas. Es posible que el proceso tome años. Conforme se alarga, la decisión bien podría volverse más fácil. Algunos científicos sostienen que no hemos alcanzado el inicio del Antropoceno, no porque no hayamos tenido un impacto dramático en el planeta, sino porque es probable que las siguientes décadas resulten ser más significativas estratigráficamente que los siglos pasados. “¿Decidimos que el Antropoceno ha llegado o esperamos 20 años, cuando las cosas serán aún peores?”, dice Mark Williams, geólogo y colega de Zalasiewicz de la Universidad de Leicester, en Inglaterra.
Crutzen, quien comenzó el debate, piensa que su verdadero valor no está en las revisiones a los libros de texto de geología. Su propósito es más amplio: quiere que centremos nuestra atención en las consecuencias de la acción colectiva y en cómo podríamos todavía evitar lo peor. “Lo que espero –dice– es que el término ‘antropoceno’ sea una advertencia para el mundo”.



Unos 20 millones de habitantes viven en la Ciudad de México, la quinta zona metropolitana más grande del mundo. En 1800, el porcentaje urbano de la población global era de 3 %. Hoy es de 50 % y va en aumento. En las atestadas barriadas, la necesidad de agua limpia y servicios sanitarios es apremiante. Pero la urbanización tiene un lado positivo: per cápita, las ciudades usan menos energía y contaminan menos que las áreas rurales. (Ciudad de México, F. Pablo López Luz)

De cómo canadienses explotan la selva chocoana


UN PROYECTO DE explotación selectiva de maderas duras se ejecuta en la selva de Bahía Solano, territorio de gran biodiversidad, mediante la unión Consejo Comunitario General Los Delfines y la empresa REM-Prima.
Como la densa selva del Chocó, tupido por los inconvenientes y bajo el cuestionamiento de ambientalistas transita el primer gran acuerdo internacional para extraer 3.121.720 metros cúbicos de madera del bosque de Bahía Solano, una de las selvas de mayor biodiversidad en el planeta.

La firma canadiense REM Internacional Cisa, ahora subsidiaria de Prima Colombia Hardwood con matriz en Vancouver (que por pocos meses fue Flagship Industries), comenzaría en mayo a explotar en firme 44.596 hectáreas del territorio del Consejo Comunitario General Los Delfines, que reúne las 15 comunidades de esa jurisdicción.

Una explotación que, aseguran, será sostenible y respetando el medio ambiente en un territorio mucho mayor que toda el área de Medellín y que acaba de ser sancionada por Codechocó con una multa por errores en lo que ellos llaman fase piloto.

Aunque el proyecto maderero está dentro del marco de la Ley 70 de 1993 sobre territorios colectivos asignados a las negritudes y cuenta con los permisos respectivos, ha sufrido tropiezos y diversos cuestionamientos.

Sobre la firma, que estableció su campamento en playa Huaca, menos de 10 kilómetros al norte de la cabecera de Bahía Solano, pesan además otras investigaciones de la Corporación Autónoma Regional del Chocó (Codechocó) por haber iniciado la construcción de una carretera en zona prohibida y sensible, relató Darío Cújar, subdirector de Calidad y Control Ambiental de esa entidad. La empresa también es investigada por una supuesta extracción de muestras botánicas vía aérea.

Con los procesos en marcha, el proyecto obtuvo en 2010 ampliación de la licencia por otros dos años, aún ante la existencia de un concepto técnico negativo.

En diciembre, además, REM-Prima acordó con Los Delfines ampliar el aprovechamiento de 1.050.000 metros cúbicos a 3.121.720 en la misma extensión.

Un inconveniente adicional surgió la semana pasada: Delfines solicitó suspender trabajos hasta tanto no se clarifique la relación de REM con Prima, pues fue con la primera con la que suscribió los acuerdos.

La historia comenzó oficialmente el 31 de octubre de 2006 cuando Codechocó mediante Resolución 2293 concedió permiso a Los Delfines para el aprovechamiento en el corregimiento de Mecana, contiguo a la cabecera, de 13.000 metros cúbicos en 13 especies forestales de alto valor comercial en el mercado internacional.

Timo Seppanen, presidente de REM, contó que llegó a Bahía Solano en un recorrido por la costa del Pacífico colombiano en busca de madera, tras visitar primero la Amazonia, y al encontrar una infraestructura municipal adecuada inició contactos para el aprovechamiento llegando a un entendimiento con Los Delfines.

El convenio establece la tala selectiva y el uso de helicópteros para extraer la madera. A los dos meses de iniciarse el aprovechamiento, en 2007, según Albeiro Acevedo, habitante local, se suspendió el corte, cuando se habían tumbado más de 800 árboles, unos cerca de fuentes de agua y otros de especies no autorizadas, aparte de que pasaron a un área, Huaca, que no estaba autorizada.

"No es tanto que se haya cometido ese tipo de errores, sino que la dinámica del proceso tuvo que parar por unas condiciones no atribuibles a la técnica sino a, por ejemplo, que no se contó con los helicópteros para la extracción; en su momento no teníamos la calificación suficiente de las personas, que eran baqueanos del área; los trabajadores no tenían la experticia suficiente para saber si era una especie o la otra", explicó Carlos Llanos, jefe de operaciones forestales del proyecto.

Para Jhuver González, presidente del Consejo Los Delfines, "gran parte (de las quejas) es desinformación. Las especies siempre se han respetado. De que hay unos árboles en el monte, fue un laboratorio, pero tampoco son muchos, unos 1.000, 2.000 metros cúbicos, que se están extrayendo. Fueron malos cálculos, pero eso hoy no está sucediendo".

Del material cortado se extrajo poco. Los helicópteros no lograron sacar la pesada madera. La mayoría de árboles se pudre en la selva. Las denuncias ameritaron visitas de Codechocó, que inició un proceso a Los Delfines (que recibió el permiso) por incumplimiento al no haberse retirado el material talado.

Un documento conocido en Bahía tras la investigación mostró que no se cumplió el Plan de Manejo Forestal y no se planificaron las actividades propias del aprovechamiento.

"Ellos solicitaron unas maderas duras y cortaron algunas blandas que no estaban permitidas y árboles muy cerca al río", dijo Migdonio Lozano Bermúdez, único funcionario de Codechocó en una vasta región sobre el Pacífico.

Los Delfines poseen el título comunitario sobre 67.327 hectáreas en Bahía Solano. El nuevo acuerdo con REM (que pasó a ser propiedad de Prima en septiembre de 2010) contempla un corte anual de 208.114 metros cúbicos y la ampliación del término a 15 años con posibilidad de extenderlo 10 más.

También permite introducir otros sistemas de recolección además del helicóptero.

El ingreso de la empresa canadiense abre las posibilidades de explotar otras selvas vírgenes. El 4 de marzo, anunció una carta de intención con Pacific Lumber S.A.S. para juntar fuerzas que permitan convertir a Prima en una gran compañía internacional del mercadeo, producción y desarrollo de la industria maderera tropical.

Pacific Lumber, empresa sin sitio en internet, es filial de Blue Pacific Assets Corp. otra empresa canadiense con diversas clases de negocios y de reducida mención en la web.

La carta anticipa la potencial adición de derechos para extraer 31.5 millones de metros cúbicos de concesiones obtenidas por Prima a través de los esfuerzos de Pacific en unas 800.000 hectáreas. El 0,7 por ciento del territorio nacional.

"Todas las concesiones forestales de Prima están dirigidas a ser operadas siguiendo los más altos estándares de explotación sostenible y un manejo ambiental", según un documento de la empresa. No se precisó qué otras áreas se trabajarán.

Natalia Hernández, coordinadora de Amazonas 2030, alianza de varias entidades, informó que hasta el momento en la Amazonía, la otra gran área selvática, las dos Corporaciones Autónomas que la cubren sólo han expedido licencias para aborígenes y personas naturales.

REM avanza en la construcción del campamento en Huaca, en el que permanece casi una veintena de canadienses y se emplean cerca de 80 lugareños, muchos de ellos en oficios varios y en las tareas de inventario forestal, que se adelantan sin desmayo.

El convenio Los Delfines-REM (Prima) presentó solicitud para explotar otras 600 hectáreas en Huaca y de esa aprobación depende una tercera petición.

El corte de árboles comenzaría en mayo, la recolección mediante helicópteros en julio y la venta de trozas hacia el mercado europeo y chino en agosto.

Todo esto, cuando el mundo celebra el Año Internacional de los Bosques.

Ramiro Velásquez Gómez | Medellín | Publicado el 20 de marzo de 2011

http://www.elcolombiano.com

miércoles, 16 de marzo de 2011

Desarrollo sustentable, pobreza y calidad de vida

El término sostenible, o sustentable, aplicado a desarrollo, es de uso cada vez más frecuente y extendido en los medios académico y político de todo el mundo, y, como es señalado por diversos autores, ahí reside la fortaleza y la debilidad del concepto establecido. Fortaleza, porque permite que actores sociales e individuos que en el pasado eran incapaces de dialogar constructivamente, ahora, por medio del espacio de encuentro que creó el discurso del desarrollo sostenible, lo hagan y creen consensos en torno al tipo de sociedad a la que aspiran y al tipo de relación que ésta debe establecer con su ambiente. Debilidad, porque el término desarrollo sostenible suele ser usado de manera tan general, superficial e imprecisa, que puede terminar siendo empleado para definir como sostenibles políticas y prácticas que no responden a una orientación en ese sentido. Desde ese punto de vista, para que el concepto desarrollo sostenible, o desarrollo humano sostenible, tenga un impacto efectivo en la orientación de políticas sociales, así como en el proceso de toma de decisiones, debe definirse con precisión qué se entiende por desarrollo humano, qué por sostenible o sustentable y cómo se logrará alcanzar y mantener el mismo a lo largo del tiempo. El presente artículo caracteriza los dos discursos principales sobre el desarrollo sostenible, es decir, el del sentido débil o adaptable a cualquier esquema de desarrollo, y el del sentido fuerte y alternativo, que obliga a cuestionarse de raíz los procesos de desarrollo.
Porque sostenible alude a lo que se mantiene, y sustentable al sustento necesario para vivir (en inglés ambos se fusionan en sustainable), aquí se usará sustentable pretendiendo aludir más claramente al tipo de contenido que debe tener el desarrollo.
 I
S. Lélé (1991.“Sustainable Development: A Critical Review”, en World Development, Vol. 19, N° 6) hace un esfuerzo de síntesis sobre la doble raíz del término y sus posteriores ramificaciones, señalando la existencia de dos grandes tendencias o almas que se diferencian por el contenido que, en cada una, tienen los términos desarrollo y sostenible (véase figura 1).
 
















La definición más superficial y predominante de desarrollo sostenible reduce el desarrollo a desarrollo económico y éste a crecimiento económico (medido como incremento del Pib o del ingreso per cápita). Dentro de esta corriente, sostenible tiene dos significados principales: por un lado, que el crecimiento económico es constante en el tiempo (crecimiento económico sostenido), por otro lado, sostenible expresa conservación ambiental, que, en su uso predominante, significa una política localizada que no cuestiona, o no implica un replanteamiento de, los patrones de consumo, de producción de bienes, de generación de desechos ni de impacto sobre la naturaleza, sino un simple aislamiento de determinadas áreas geográficas, sin importar lo que suceda en su entorno (problemas sociales, exclusión, etcétera). En este discurso, lo ambiental aparece claramente subordinado a lo económico, lo que se evidencia en el peso que tiene el tema del crecimiento económico, planteado como el requisito central para alcanzar el desarrollo.
Otra característica de esta corriente de pensamiento es que no le da relevancia alguna a la participación social como medio para garantizar la sostenibilidad del proyecto, proceso o política que busca consolidar un desarrollo sostenible. Cuando es incluida, la participación social es concebida como un proceso vertical, orientado de arriba hacia abajo (top-bottom oriented), que no permite un protagonismo real ni una incidencia efectiva en la toma de decisiones por parte de la población o comunidad sujeto de la política o del proceso de desarrollo y que, por el contrario, mantiene a la misma como receptora pasiva de beneficios (Cortés, Alberto. 1997. Social Participation within the Bilateral Agreement for Sustainable Development in Costa Rica: The CONAO´s Case, 94-97. Research paper. ISS. La Haya).
La concepción de desarrollo sostenible en su sentido fuerte o alternativo otorga un contenido distinto a los tres componentes antes mencionados -desarrollo, sostenibilidad y participación social. El desarrollo no queda reducido a crecimiento económico, sino que se amplía significativamente su alcance. En este sentido, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en su Informe sobre Desarrollo Humano (1996. Ediciones Mundi-Prensa. Madrid), establece los siguientes vínculos entre crecimiento económico y desarrollo para que sea sustentable: Equidad: Cuanto mayor sea la igualdad con que se distribuyan el PNB y las oportunidades económicas, tanto más probable será que se traduzcan en un mejoramiento del bienestar humano. Oportunidades de empleo: El crecimiento económico se concreta en la vida de la gente cuando se le ofrece trabajo productivo y bien remunerado. Acceso a bienes de producción: Las oportunidades económicas de mucha gente pueden incrementarse con acceso a bienes de producción, en particular la tierra, la infraestructura física y el crédito financiero; el estado puede hacer mucho en todas esas esferas, interviniendo para tratar de nivelar el terreno de juego. Gasto social: Los gobiernos y las comunidades deben encauzar una parte importante del ingreso público hacia el gasto social más prioritario, en particular mediante la prestación de servicios sociales básicos para todos. Igualdad de género: Al brindar a la mujer mejores oportunidades y mejor acceso a la enseñanza, las guarderías infantiles, el crédito y el empleo. Buen gobierno: Quienes detentan el poder asignan gran prioridad a las necesidades de toda la población y la gente participa en la toma de decisiones en muchos niveles. Una sociedad civil activa: Las organizaciones no gubernamentales y los grupos de la comunidad no sólo complementan los servicios gubernamentales haciendo llegar los servicios a la población meta, sino que además desempeñan una función esencial al movilizar la opinión pública y la acción de la comunidad a ayudar a determinar las prioridades del desarrollo humano.
En este caso es claro que el crecimiento económico no es suficiente. Además, como se evidencia en los criterios antes mencionados, no sólo interesan los aspectos cuantitativos del mismo sino sobre todo su calidad. Esto diferencia al desarrollo sostenible de las corrientes económicas predominantes, que enfatizan la necesidad de que la economía crezca, sin importar la internalización de los costos sociales y ambientales, y dejando para después la redistribución de la riqueza (“trickle-down” economy). Al desarrollo sustentable le interesa no sólo el crecimiento económico, sino también cómo se produce el mismo y cómo se distribuye la riqueza creada. Esta discusión tiene un corolario: no existe el crecimiento económico, sino tipos de éste que pueden ser inclusivos o excluyentes, equitativos o polarizadores, destructivos o respetuosos de los ecosistemas en que se desenvuelven, etcétera.
En esta línea, el concepto sustentabilidad hace referencia a la interrelación de tres elementos: (1) La sustentabilidad ambiental, que se refiere a la necesidad de que el impacto del proceso de desarrollo no destruya de manera irreversible la capacidad de carga del ecosistema. En palabras de Hans Opschoor (1996. Sustainability, Economic Restructuring and Social Change. ISS. La Haya: 14), “la naturaleza provee a la sociedad de lo que puede ser denominado frontera de posibilidad de utilización ambiental, definida ésta como las posibilidades de producción que son compatibles con las restricciones del metabolismo derivados de la preocupación por el bienestar futuro, restricciones o límites que incluyen procesos tales como capacidad de regeneración de recursos, ciclos bio-geoquímicos y capacidad de absorción de desechos. Esto representa el carácter multidimensional de la utilización del espacio ambiental” [traducción del autor]. (2) La sostenibilidad social, cuyos aspectos esenciales son (a) el fortalecimiento de un estilo de desarrollo que no perpetúe ni profundice la pobreza ni, por tanto, la exclusión social, sino que tenga como uno de sus objetivos centrales la erradicación de aquélla y la justicia social; y (b) la participación social en la toma de decisiones -es decir, que las comunidades y la ciudadanía se apropien y sean parte fundamental del proceso de desarrollo. (3) La sostenibilidad económica, entendida como un crecimiento económico interrelacionado con los dos elementos anteriores. En síntesis, el logro del desarrollo humano sustentable será resultado de un nuevo tipo de crecimiento económico que promueva la equidad social y que establezca una relación no destructiva con la naturaleza (véase la representación de esto en la figura 2). 




















Esta conceptualización del desarrollo es relativamente reciente y responde a una creciente conciencia -local, nacional y global- de que los recursos naturales no son ilimitados y que los estilos de desarrollo prevalecientes -entiéndase patrones de producción y de consumo- son insostenibles. De hecho, la primera discusión mundial sobre la relación entre desarrollo y ambiente se dio en la conferencia sobre ambiente y desarrollo organizada por Naciones Unidas en 1972 en Estocolmo, y el término desarrollo sostenible, o sustentable, fue acuñando en 1980 en la propuesta Estrategia Mundial de Conservación de la Naturaleza, planteada por WWF, UICN y PNUD. Dentro de las muchas variantes que existen del concepto la más influyente sigue siendo la formulada por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo en el llamado Informe Brundtland (Nuestro futuro común, 1987), que define desarrollo sostenible como aquél que logra satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de satisfacción de las futuras generaciones. Al incorporar el futuro, expresado como solidaridad intergeneracional, el Informe Brundtland estaba definiendo un límite en las posibilidades de consumo de las generaciones presentes, es decir, reconoce la existencia de límites últimos para el crecimiento económico.
II
De la discusión anterior se sigue que un desarrollo humano sustentable debe permitir una mejora sustancial de la calidad de vida de la gran mayoría de una sociedad, o una comunidad, la cual a su vez debiera conducir a la reproducción del ecosistema en el que ésta está inserta. Éste sería un criterio fundamental para discernir la calidad y la sustentabilidad del desarrollo que se impulsa. Entre muchos aspectos que podrían tomarse en cuenta para la definición de calidad de vida, la erradicación de la pobreza es central, por lo menos para el Tercer Mundo. Existe un amplio consenso internacional acerca de la necesidad de revertir la tendencia de creciente polarización entre países ricos y pobres y entre los estratos más ricos y los más pobres de cada país, lo cual es insostenible ética y materialmente; como asimismo hay consenso respecto de que la pobreza ejerce un impacto negativo sobre el ambiente natural y que es necesaria su erradicación para el logro de un desarrollo humano sustentable. En ese sentido, Agenda 21 señala que "Todos los estados y todas las personas deben cooperar en la tarea esencial de erradicar la pobreza como un requisito indispensable para el desarrollo sostenible, con el objetivo de reducir las diferencias en los estándares de vida y para llenar de mejor manera las necesidades de la mayoría de las personas en el mundo" (Consejo de la Tierra. 1994. The Earth Summit, ECO 92: Different Visions. IICA. San José. Pg. 16). (El problema de la pobreza no es los pobres, por supuesto, sino las causas de aquélla, particularmente la concentración de la riqueza y del acceso a los recursos naturales, que obligan a los pobres a destruir la naturaleza para poder sobrevivir. No obstante, no se sabe qué tiene mayor impacto negativo sobre el ambiente, si las acciones de sobrevivencia de los pobres del Sur o el consumo opulento en el Norte.)
Como señala Michael Watts (1997. “Reworking Development at the End of the Millenium”, en Global Futures. ISS. La Haya), el problema de la superación de la pobreza se relaciona ineludiblemente con dos preguntas asociadas con la calidad de vida: ¿qué se entiende por pobreza y, por tanto, por bienestar? y ¿cómo debe erradicarse la pobreza? Las respuestas a éstas constituyen una discusión inagotable en que se confrontan distintas visiones de lo que debe ser el desarrollo. La tradición del pensamiento occidental sobre desarrollo tiende a definir el binomio pobreza-bienestar en términos de capacidad de consumo material y, por tanto, en función del ingreso o de la capacidad adquisitiva de la persona o del crecimiento económico y del Pib de un país. Pero hay enfoques alternativos sobre cómo definir la pobreza y, entonces, el bienestar y la calidad de vida. Uno de ellos es el denominado enfoque de necesidades humanas, según el cual dos grandes prerrequisitos deben ser cumplidos para lograr la erradicación de la pobreza: garantizar el sustento físico y permitir una autonomía crítica de los seres humanos, entendida como la posibilidad de tener acceso a información acerca de las opciones de desarrollo existentes y, sobre esa base, tener la capacidad de decidir sobre su futuro y el de su comunidad o sociedad. Es decir, debe existir una correlación entre la satisfacción de sus necesidades materiales y la posibilidad de decidir sobre su desarrollo. 

La respuesta a la pregunta de ¿cómo debe erradicarse la pobreza? pasa por la definición del rol de dos instituciones centrales: el estado -por medio de las políticas públicas (económica, social, ambiental, etcétera)- y las comunidades o la población pobre/empobrecida. Un criterio para determinar si una política pública contribuye no sólo a erradicar la pobreza, sino también a mejorar la calidad de vida y, por tanto, al desarrollo humano sostenible, es el tipo de relación (dependencia, clientelismo, autonomía, protagonismo) que se establece entre la institución que impulsa la política y la población objeto de la misma. Una política pública que busque mejorar la calidad de vida de manera sustentable debe trascender los enfoques asistenciales (de ayuda directa) y fortalecer el protagonismo del individuo, grupo social, comunidad o sociedad a la que se oriente, lo que implica no sólo el desarrollo de habilidades, conocimiento y educación de dicha población, sino también el fortalecimiento de su participación en la toma de decisiones y en el acceso a los recursos naturales, así como una democratización del ingreso. 
Alberto Cortes. 
Politologo y profesor de la Universidad de Costa Rica

Los colombianos se pelean por la explotación del oro en sus montañas


Los colombianos se pelean por la explotación del oro en sus montañas

El proyecto para abrir una enorme mina de oro a cielo abierto en los Andes colombianos ha despertado en los empresarios las fantasías de El Dorado. Pero los habitantes de esa región temen un desastre medioambiental que acabe con la belleza y biodiversidad del páramo de Santurbán, en el noreste del país.
Greystar Resources, una empresa canadiense con sede en Vancouver, cree que se pueden extraer unos 10 millones de onzas troy de oro en Angostura, una zona andina a unos 3.050 metros de altura.
Angostura es una de las minas de oro que podrían comenzar a producir en Colombia en breve si sus promotores consiguen sortear ciertos requisitos medioambientales.
“Colombia está preparada para hacer exactamente lo mismo que hizo Chile hace 20 años: utilizar la minería como una locomotora para el crecimiento económico”, explica el presidente de Greystar, Steve Kesler.
“Esta zona se podría convertir en uno de los distritos con actividad aurífera más importantes del mundo”, dice.
Pero los detractores del proyecto de Angostura, que ha recibido financiación del Banco Mundial, dicen que el yacimiento es peligroso e ilegal. Ya se han organizado manifestaciones en su contra, creado páginas en Facebook y exigiendo comparecencias públicas.
La mina de Greystar ocupará parte del enorme páramo de Santurbán, en el noreste de Colombia.
Los páramos andinos son ecosistemas únicos, envueltos en nubes, con turberas, praderas y arbustos que en su conjunto funcionan como grandes esponjas en las montañas y son una fuente vital de agua en muchas partes del país. Cerca del 60 por ciento de los páramos del planeta se encuentran en Colombia.
Los opositores a los planes de Greystar temen que la mina a cielo abierto podría dañar de forma irremediable el páramo de Santurbán, y que un accidente podría contaminar los ríos con cianuro.
“No vale la pena el riesgo”, asegura Erwing Rodríguez-Salah, presidente de Fenalco, la principal asociación empresarial de Bucaramanga, una ciudad de 600.000 habitantes a unos 48 kilómetros de Angostura.
Aunque algunas minas auríferas de alta tecnología demuestran buenos historiales de seguridad y medioambientales, los vertidos de cianuro, los corrimientos de tierras y otros problemas han afectado a numerosos yacimientos en Latinoamérica, Asia y África, las principales regiones extractoras de oro del planeta.
Como la mayor parte del oro se encuentra en medidas microscópicas, extraerlo puede exigir la excavación de montañas enteras.
Para producir tan sólo una onza del brillante metal en una mina a cielo abierto se deben de extraer toneladas de roca, que se tritura y rocía con una solución de cianuro que disuelve el oro y permite su separación y posterior fundición.
Todo esto deja una enorme huella en el medio ambiente. En el vecino Perú, por ejemplo, las personas que viven cerca de Yanacocha (una de las minas auríferas a cielo abierto más grandes del mundo), se quejan de que dicha actividad ha degradado el paisaje de los Andes y les ha dejado a cambio muy pocos beneficios.
Aún así, hay una poderosa razón para que las compañías mineras continúen excavando incluso en los lugares más remotos e inhóspitos: en la última década el precio del oro se ha disparado, pasando de 300 dólares la onza a más de 1.300 dólares.
“A ese precio, merece la pena el esfuerzo”, asegura Arturo Quiroz, presidente de Asomineros, una asociación del sector minero con sede en Bogotá.
Los altos precios del oro han puesto en el punto de mira a Colombia, un territorio todavía poco explotado ya que durante años las empresas mineras han permanecido lejos del país debido a la actividad de la guerrilla. Greystar llegó a Colombia en 1995, pero tuvo que suspender sus operaciones tres años debido a los ataques de los rebeldes.
Con la ausencia de las grandes compañías internacionales, la mayor parte de la extracción del oro la han estado realizando mineros colombianos, cavando túneles o dragando ríos. Algunas de estas operaciones están controladas por narcotraficantes y guerrilleros, y en muchas ocasiones se utilizan grandes cantidades de mercurio que se vierte a los ríos.
Un reciente informe de las Naciones Unidas destaca a Colombia como el principal país del mundo en contaminación de mercurio per cápita, debido principalmente a la minería ilegal.
En todo el país hay tan sólo 16 inspectores encargados de vigilar las condiciones de trabajo en 3.000 minas. El año pasado murieron en Colombia 155 mineros, y en lo que va de 2011 ya han muerto otros 26 por explosiones y derrumbe de túneles.
Quiroz, de Asomineros, asegura que la manera de salir de esta situación caótica es apoyando a compañías legítimas como la canadiense Greystar. “Tenemos que promover la minería legal. Si no lo hacemos, los mineros ilegales se harán con el control”, sostiene.
En una reciente visita de GlobalPost a la zona, Angostura era la imagen perfecta del orden: mineros con casco taladraban las rocas para extraer muestras, y en unas oficinas prefabricadas los ingenieros escribían en ordenadores portátiles. Un poco más allá, un vivero de frailejones, la planta típica de los páramos, a punto de florecer.
“El paisaje va a cambiar un poco, pero vamos a replantar toda la vegetación”, explica Germán Díaz, un ingeniero de Greystar.
De hecho, los representantes de Greystar aseguran que por cada hectárea del páramo de Santurbán afectado por el proyecto, la compañía reforestará otras seis. Esa es una de las razones por la que la Corporación Financiera Internacional, un brazo del Banco Mundial, ha invertido 12 millones de dólares en el proyecto de Angostura.
“Este proyecto tiene el potencial de establecer unos nuevos estándares medioambientales y sociales para la minería en Colombia”, dijo William Bulmer, jefe global de minería de la institución, cuando se anunció el acuerdo en 2009.
Sin embargo, el consultor independiente Guillermo Rudas advierte que el Banco Mundial ya ha participado en otros proyectos mineros polémicos, como el de Yanacocha, y una mina de oro en Guyana en donde un accidente en 1995 vertió residuos con cianuro a un tributario del río Essequibo, la principal fuente de agua del país sudamericano.
Tras invertir 150 millones de dólares en la exploración del yacimiento de Angostura, Greystar se disponía ya a producir oro cuando el año pasado el gobierno de Colombia cambió de repente su normativa minera, prohibiendo las extracciones en los páramos.
La medida confundió aún más la situación. El gobierno no sólo había concedido ya cientos de permisos de explotación en los páramos, sino que la definición legal de lo que es un páramo continúa sin ser clara.
Greystar argumenta que muchos páramos andinos han dejado de ser ecosistemas impolutos porque han sido colonizados por campesinos y buscadores de oro. De hecho, en las cotas bajas de Angostura hay túneles y caminos abiertos por los mineros que llevan cientos de años extrayendo oro en la zona.
“Los lagos y cascadas del páramo son preciosos, pero el proyecto no se va a localizar allí”, explica el presidente de la compañía.
El gobierno declaró recientemente que las licencias de minería en los páramos se aprobarán caso por caso. Greystar espera que la decisión sobre sus operaciones se anuncie el mes que viene.
A medida que se acerca el desenlace, quienes se oponen a la mina advierten que no existe ningún ejemplo de páramo dañado que haya logrado volver a su estado original.
Gonzalo Pena, un ingeniero de Bucaramanga que ha estudiado el proyecto de Angostura asegura que Greystar podrá intentar cubrir sus huellas con frailejones, pero esas plantas crecen a un ritmo de un centímetro al año. Por lo tanto, para llegar a tener un metro de altura “tendrán que pasar 100 años”.
FUENTE | noticias.lainformacion.com

sábado, 12 de marzo de 2011

MINERIA EN COLOMBIA......................

 
Espejismos económico que causan daños irreversibles al medio ambiente.
Véanlo y opinen acerca de este controversial tema.

Brasil asume el reto del crudo submarino

En los últimos tres años, la geología se ha colado en los hogares brasileños.
La mayoría se ha enterado, mediante las noticias, de que en las profundidades del lecho marino, a cientos de kilómetros de la costa, hay una gruesa capa de sal.
Y debajo de la sal, en un área conocida como "presal", descansa un gigantesca reserva de petróleo que el presidente Luiz Inácio Lula Da Silva ha calificado de "regalo de Dios" y origen de "la segunda independencia de Brasil".
Las reservas están a siete kilómetros de profundidad bajo el lecho marino y se encuentran muy lejos de poder ser explotadas, pero el gobierno federal ha anunciado grandiosos planes educativos basados en esos recursos. Gobiernos locales están involucrados en agrias disputas sobre el reparto de los beneficios.
Estamos hablando de un ambiente complejo y agresivo: hay sal, hay corrosión, presiones extremas; el clima puede cambiar; olas de diez metros pueden aparecer de la nada
Claudio Sampaio, arquitecto naval
No hay escasez de orgullo y entusiasmo en Brasil por el potencial que representan esas reservas, y aparentemente no hay intenciones de reducir la exploración de aguas profundas -como ha sucedido en, por ejemplo, EE.UU. y Noruega- tras el derrame de petróleo en en Golfo de México.
Haroldo Lima, el director general de la federal Agencia Nacional del Petróleo de Brasil (ANP), dijo estar seguro de que, con las reservas del polo presal, el país se podrá ubicar entre los 10 mayores productores de petróleo del mundo.
Explicó que ya la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) invitó formalmente a Brasil a que se incorpore al grupo.

Riesgos y ganancias

La extensión de las reservas en el polo presal es aún desconocida. La ANP habla de unos 50.000 millones de barriles de petróleo y gas, y algunos estimados más optimistas apuntan incluso a los 100.000 millones.
Astillero brasileño de Mauá
Los astilleros se benefician del auge petrolero.
Por ahora lo que se sabe es que el campo petrolífero de Tupi, a 250 kilómetros de la costa, contiene entre 5.000 y 8.000 millones de barriles.
Petrobras, que produce más del 95% del petróleo en Brasil, prevé incrementar su producción de los actuales 2,3 millones de barriles diarios a 4,1 millones para 2015.
Si el país quiere producir más, su única opción es perforar en las profundidades. Más del 90% de las reservas están ubicadas a más de 400 metros de profundidad, e incluso a más de 1.000 metros de profundidad. Cerca del 80% del crudo producido en Brasil ya viene de campos de aguas profundas.
Aunque Petrobras es el mayor productor de petróleo en aguas profundas y es una empresa muy respetada en la industria, las perforaciones del polo presal le suponen un reto que ésta, ni cualquier otra compañía, no había encarado hasta ahora.
"Estamos hablando de un ambiente complejo y agresivo: hay sal, hay corrosión, presiones extremas; el clima puede cambiar; olas de diez metros pueden aparecer de la nada... No hay solución de ingeniería garantizada al 100%", le explica a la BBC Claudio Sampaio, arquitecto naval de la Universidad de Sao Paulo.

Reglas estrictas

Dibujo prospección submarina
Vea dónde hay prospección submarina en el mundo.
La prospección submarina crece sin cesar. Este gráfico muestra las zonas más activas.

Para Haroldo Lima, el accidente del Golfo de México es un llamado de alerta a todos los países que acometen exploraciones petrolíferas en aguas profundas.
"¿Es posible perforar en condiciones difíciles con la confianza de que todo va a salir bien? Es una pregunta muy importante y es la que nos debemos hacer después del accidente del Golfo de México", manifestó.
"El hecho de que una compañía seria como BP (British Petroleum) haya sido la operadora del campo sólo genera más preocupación", añadió.
De acuerdo con analistas, las regulaciones y los controles de la industria petrolera brasileña son más estrictas que las de Estados Unidos. Muchas de esas reglas fueron introducidas en 2001 luego de que una explosión matara a once trabajadores y hundiera la plataforma P36 en la cuenca petrolífera de Campos.
Otro riesgo para el país podría venir de la dependencia económica del petróleo, que lleve al descuido de otras áreas como la industria.
Para evitarlo, según Lima, Brasil sólo permite el desarrollo de la industria petrolera al mismo paso de la industria que la provee de bienes y servicios.
"Necesitamos que los barcos, las torres (de perforación), los equipos y todo lo requerido en las exploraciones sea producido en Brasil", aseveró.
El problema de Brasil siempre ha sido la inconsistencia
Domingo D'Arco, astillero de Maua
Los astilleros están entre las primeras instalaciones en las que se ha sentido la repercusión de esta nueva política. Tras años de virtual abandono, están siendo recuperados para suplir al sector petrolero.
El encargado de uno de esos astilleros, el de Maua, Domingo D'Arco, asegura que lo más importante en esa actividad es la planificación a largo plazo.
"El problema de Brasil siempre ha sido la inconsistencia. De repente construimos docenas de barcos a la vez sin que después haya orden de compra por años", aseguró.
"Lo que necesitamos es capacidad de previsión, y creo que al fin lo estamos logrando en Brasil", concluyó

Brasil: Nuevas reservas de petróleo abren paso a la explotación submarina



Daños causados por derrame de crudo en Golfo de México. Foto: Wildammo

Hoy en día alrededor del 10 por ciento de las reservas mundiales de petróleo se encuentran en los océanos, por lo que la explotación en aguas profundas constituye una pequeña parte de la industria. A pesar de esto, los avances tecnológicos han hecho que crezcan los trabajos en profundidades cada vez mayores, generando a corto plazo beneficios económicos pero con posibilidades de impactos ambientales sumamente negativos: tal es el caso del reciente derrame en el Golfo de México.
Una de las zonas que presenta un gran reservorio de petróleo en áreas profundas es Brasil, encontrándose a siete kilómetros bajo el mar. Si bien todavía falta trabajo para llegar a los lugares más profundos, no hay intenciones de restringir la explotación –como anunció ahora Estados Unidos- y se buscan los mecanismos para ponerla en marcha en poco tiempo.
Hoy en el país Sudamericano cerca del 80 por ciento del crudo proviene de aguas profundas. Las nuevas reservas de petróleo descubiertas podrían ser de 50 mil millones de barriles, mientras que algunos sostienen que las cifras podrían llegar a 100 mil millones.
El gran dilema es afrontar o no los riesgos que implica la explotación en niveles tan profundos. Como se explica desde BBC Mundo, el 90 por ciento de las reservas están ubicadas a más de 400 metros de profundidad y algunas a más de 1.000. Se trata de un ambiente complejo para el que aún no hay una ingeniería avanzada y en el que en caso de accidente los daños pueden ser muy graves.
El antecedente más directo de los riesgos que se corren con este tipo de explotación son los ocurridos el 22 de abril pasado por parte de la empresa British Petroleum (BP) en el Golfo de México. Más allá del impacto económico, las consecuencias para el ambiente y la vida que habita en el lugar todavía son incalculables.
Según los especialistas, las regulaciones y los controles en la industria petrolera brasileña son más estrictas que las de Estados Unidos. Sin embargo, muchas veces los intereses económicos prevalecen ante el cuidado y previsión de este tipo de actividades.
Económicamente la explotación de crudo es redituable para cualquier región, ¿pero a qué precio? Lo ocurrido recientemente debe servir de ejemplo para demostrar que sin una política que proteja nuestro ambiente y sus recursos es más lo que se pierde que lo que se gana. Para poder revertir la situación no sólo son necesarias normas claras sino que se debe trabajar en la implementación de modelos productivos más sustentables que permitan ir reemplazando esta dependencia hacia el petróleo.

Calentamiento global está causando desequilibrio en la atmósfera: Ideam

El Ideam advierte que el cambio climático es el causante del desequilibrio en la atmósfera y el que podría estar afectando la fauna del planeta, principalmente aves y peces.
El director de IDEAM, Ricardo Lozano, explicó que las lluvias intensas, la variabilidad climática y el impacto que los gases efecto invernadero han tenido en el planeta son algunas de las causas que han generado este cambio climático que ya ha generado la muerte de peces en la costa colombiana y de centenares de aves en Europa.
“El cambio climático está ocasionando inviernos más intensos, veranos más intensos, nuestras temporadas de lluvias más intensas, fenómenos de variabilidad climática como es el niño y la niña más intensos más periódicos”, explicó Lozano.
El funcionario agregó que aunque Colombia ha sido el país más afectado por el fenómeno de la niña, también producto del cambio climático, otros países como México, Costa Rica, Panamá y la Costa Oeste de los Estados Unidos también se han visto afectados.}

Nos estamos quedando sin suelo

La degradación del suelo es la consecuencia directa de su utilización por el hombre, como resultado de actuaciones directas, como agrícola, forestal, ganadera, agroquímicos y riego, o por acciones indirectas, como las actividades industriales, eliminación de residuos, transporte, entre otras. La erosión, la compactación, el aumento de la salinidad y de la acidez del suelo son los mayores problemas relacionados con su manejo inadecuado y podrían tener relación directa con la escasez de alimentos en un futuro cercano, resultando en un profundo desequilibrio del sistema productivo.
El suelo es un recurso natural que corresponde a la capa superior de la corteza terrestre. Contiene agua y elementos nutritivos que los seres vivos utilizan. El suelo es vital, ya que el ser humano depende de él para la producción de alimentos, la crianza de animales, la plantación de árboles, la obtención de agua y de algunos recursos minerales, entre otras cosas. Existen muchas clases de suelo. Esto se debe a que las rocas, el clima, la vegetación varían de un sitio a otro. En él se apoyan y nutren las plantas en su crecimiento y condiciona, por lo tanto, todo el desarrollo del ecosistema.
Cuando un suelo ha sido continuamente utilizado, se deteriora, se degrada, y deja de poseer y aportar sus cualidades iniciales. Podemos decir que un suelo está contaminado, cuando las características físicas, químicas o biológicas originales han sido alteradas de manera negativa, debido a la presencia de componentes de carácter peligroso o dañino para el ecosistema. Entonces, la productividad que el suelo tenía se pierde total o parcialmente.
El suelo es un ente del ambiente, cuyas características son el resultado de una larga evolución hasta alcanzar un equilibrio con las condiciones naturales. Y hemos de tener claro que en esas condiciones ambientales no está incluida la acción de las civilizaciones humanas. El suelo es un componente del medio natural y como tal debe ser considerado como un suelo virgen, no explotado. Es evidente que su continua y abusiva utilización por parte del hombre ha truncado su evolución y ha condicionado negativamente sus propiedades. Como resultado el suelo se deteriora, se degrada.
La degradación del suelo es la consecuencia directa de la utilización del suelo por el hombre. Bien como resultado de actuaciones directas, como agrícola, forestal, ganadera, agroquímicos y riego, o por acciones indirectas, como son las actividades industriales, eliminación de residuos, transporte, entre otras actividades.
Las actividades potencialmente contaminantes de suelos son muy variadas; acumulación de residuos sólidos o líquidos, emisiones a la atmósfera, usos fitosanitarios desmedidos o incontrolados, entre otros.
La erosión, la compactación, el aumento de la salinidad y de la acidez del suelo son los mayores problemas relacionados con su manejo inadecuado y podrían tener relación directa con la escasez de alimentos en un futuro cercano, resultando en un profundo desequilibrio del sistema productivo, si prácticas correctas no son adoptadas.
La población del mundo supera los 6.500 millones de habitantes, obligando a la humanidad a disponer de un poco más de mil millones de hectáreas agrícolas. Las áreas con un manejo inadecuado reducen significativamente su potencial productivo, por lo cual hoy se trabaja para renovar y acondicionar las técnicas productivas, a la preservación de los recursos naturales en general y del suelo en particular. Se debe observar que los recursos son limitados, no pudiendo ser desperdiciados. Entre 50 y 700 millones de personas podrían verse obligadas a migrar por estas mismas causas en los próximos 40 años.
Aunque el continente más afectado por la desertificación es África, en América Latina y el Caribe alrededor de un cuarto de su superficie están cubiertas por desiertos y zonas áridas.
En América del Sur, un desierto se extiende desde la costa del Pacífico en el sur de Ecuador, pasando por la costa peruana hasta el norte de Chile. En el interior del continente, a entre tres mil y cuatro mil 500 metros de altitud, el Altiplano andino abarca la parte occidental de Bolivia, el norte de Chile, el sur del Perú y el noroeste de Argentina.
En el noreste de Brasil hay áreas semiáridas dominadas por la sabana tropical. Grandes zonas de Colombia y Venezuela están fuertemente degradadas.
En Centroamérica, hay zonas áridas en República Dominicana, Cuba, Haití y Jamaica, mientras que la erosión y la escasez de agua se están intensificando en el este del Caribe. Y la mayor parte de México es árido y semiárido, en particular el norte del país.
La pobreza y la sobreexplotación y el uso inapropiado de la tierra degradan el suelo, con la consecuente pérdida de productividad.
La conservación de los recursos productivos y del ambiente constituyen las dos exigencias básicas de la variable ecológica de la agricultura sostenible. Una forma de lograr esto es a través de la Agroecología.
Un manejo sostenible de los agroecosistemas queda definido por una equilibrada combinación de tecnologías, políticas y actividades, basada en principios económicos y consideraciones ecológicas, a fin de mantener o incrementar la producción agrícola en los niveles necesarios para satisfacer las crecientes necesidades y aspiraciones de la población mundial en aumento, pero sin degradar el ambiente.
La agricultura sostenible es aquella que, en el largo plazo, contribuye a mejorar la calidad ambiental y los recursos básicos de los cuales depende la agricultura, satisface las necesidades básicas de fibra y alimentos humanos, es económicamente viable y mejora la calidad de vida del productor y la sociedad toda.
El enfoque agroecológico considera a los ecosistemas agrícolas como las unidades fundamentales de estudio; y en estos sistemas, los ciclos minerales, las transformaciones de la energía, los procesos biológicos y las relaciones socioeconómicas son investigadas y analizadas como un todo. De este modo, a la investigación agroecológica le interesa no sólo la maximización de la producción de un componente particular, sino la optimización del agroecosistema total.
Esto tiende a reenfocar el énfasis en la investigación agrícola más allá de las consideraciones disciplinarias hacia interacciones complejas entre personas, cultivos, suelo, animales.
Hay que tener en cuenta que los procesos de descontaminación son caros, pero si tenemos en cuenta que el suelo es un medio natural que nos proporciona múltiples beneficios, y que necesita miles de años para formarse, tendríamos que pensar que todo lo que hagamos por el beneficio del suelo es poco. Por lo tanto sería conveniente establecer una serie de factores, en virtud de los cuales, se vayan descontaminando los suelos. Es decir, la peligrosidad de la contaminación dependerá de efectos como puede ser el poder tamponador o lo vulnerable que sea el suelo ante la contaminación.
Uno de los factores a evaluar con más importancia es la extensión de la contaminación, así como la naturaleza y la medida en que los contaminantes estén concentrados. Es muy importante la naturaleza de éstos porque dependiendo del peligro que aporten al suelo, este se contaminará más o menos rápido, y con mayor o menor profundidad.
En resumen, cabe decir que la gestión por el mantenimiento de los suelos en su estado original, impidiendo su contaminación por usos excesivos y abusivos y limpiando y descontaminando aquellos emplazamientos ya deteriorados debe tomarse como una rama más de la conservación del medio ambiente, quizás menos llamativa a los ojos de la opinión pública, pero igual de importante que cualquier otro tipo de actuación. www.ecoportal.net
http://www.ecoportal.net/content/view/full/98006

La ONU declaró el 2011 como el Año Internacional de los Bosques

Una plegaria global por todos los bosques

.

Tal vez si Colombia hubiese cuidado sus bosques durante los últimos 50 años, más de 2 millones 200 mil personas no hubieran sido víctimas de los aguaceros que cayeron a finales del año pasado. Y el Gobierno no estaría pensando en cómo reconstruir medio país. Porque aunque estas comunidades de árboles pasan desapercibidas, sin hacer ruido frenan la erosión para que las montañas no se desmoronen y los ríos no se desborden.
Pero además, regulan el clima, para que haya tantos días de sol como de lluvia; nos dan gratuitamente el aire que respiramos y ayudan a que todos los días tengamos comida sobre la mesa, porque en ellos se refugia el 80 por ciento de nuestros recursos biológicos. También sustentan la economía. Cerca del 25 por ciento de los ingresos de las poblaciones se derivan de los bienes y servicios que estos grupos de plantas proporcionan, según la Unión Internacional para la Naturaleza (Uicn). “En el mundo la gente sufre o pierde medios de subsistencia y oportunidades de bienestar a causa de su destrucción y deterioro”, dice Carole Saint-Laurent, asesora principal de políticas forestales de esta organización.
Esto sucede en todo el globo. Podríamos decir que más de la mitad del planeta es agua y gran parte de su territorio restante está cubierto por bosques, un ecosistema que cubre 4 mil millones de hectáreas y que sólo 10 países desconocen. Por eso, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 2011 como su Año Internacional, en un intento por llamar la atención y generar interés hacia su preservación. Porque a pesar de que sólo ofrecen ventajas, el hombre los está acabando. Según la Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales, la más grande investigación de su tipo en la historia, presentada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en el 2010, cada año son taladas 13 millones de hectáreas de bosques. Dicho de otra forma: cada 12 meses se destruye una selva del tamaño de Grecia o Nicaragua repleta de vegetación.
Aunque para la FAO esta tasa es menor a la de la década de los noventa (era de 16 millones de hectáreas) el problema aún es intenso en África y Suramérica (este último, el hemisferio más biodiverso), regiones que lideran las estadísticas según la Unión de Institutos de Investigación Forestal (ver cifras). El mayor deforestador en la región es Brasil. Allí, sólo en el 2010, la selva amazónica perdió 256 mil hectáreas de bosques, de las 410 millones que forman el denominado pulmón de la tierra en esa nación, dice la entidad. En Colombia, según el Ideam, la tasa de deforestación es de 336 mil hectáreas por año (la Universidad Nacional dice que esa tasa puede superar las 500 mil hectáreas), es decir, cada 12 meses se destruye un área llena de flora casi del tamaño del Atlántico. En síntesis, un ‘cáncer’ que, además, ya tiene en jaque el futuro de 500 especies de plantas nativas.
Lanzamiento en N.Y
Los acuerdos internacionales que buscan salvar los bosques más vulnerables del mundo tienen poco impacto, sobre todo porque no toman en cuenta la creciente demanda de la agricultura y los biocombustibles, dice un informe de la Unión Internacional de Institutos de Investigación Forestal (Iufro) que fue presentado esta semana en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, durante el lanzamiento oficial del Año Internacional de los Bosques que organiza el Foro de las Naciones Unidas sobre Bosques (Unff), reunión que se extenderá hasta el próximo cuatro de febrero.
Dinero por preservar
Para contrarrestar la pérdida de la superficie forestal, el mundo está discutiendo la posibilidad de que los países desarrollados financien la protección de los bosques de los países pobres para enfrentar el cambio climático.
Esta idea se llama ‘Reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) por deforestación evitada’ (Redd), y busca que aquellos países pobres que disminuyan sus tasas de deforestación y protejan sus reservas forestales reciban dinero como compensación por la función que cumplen sus selvas en la estabilidad climática global.
Uno de los principales logros de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 16) que terminó en diciembre pasado en Cancún (México) fue precisamente el consenso que hubo en torno a la entrada en vigor de Redd.
Colombia, por poseer grandes extensiones de bosques en el Chocó, la Amazonia y la Orinoquia, podrá tener acceso a financiación, le explicó a EL TIEMPO Andrea García, coordinadora del grupo de mitigación y cambio climático del Ministerio de Medio Ambiente, y una de las negociadoras por Colombia en la COP 16.
García agregó que aunque este es un avance para alcanzar la protección de las selvas, aún falta explorar la metodología para que Redd perdure.
Para eso resultarán clave las negociaciones que se realizarán a finales de año en Sudáfrica.
En esencia, este mecanismo intenta que un bosque vivo tenga más valor que uno muerto.
Es decir, que su estabilidad deje más beneficios económicos que destruirlo para convertirlo en una nueva área agrícola o para la introducción de ganado.
De paso, también frenaría el comercio ilegal de madera, en el que terminan involucrados labriegos e indígenas ante la falta de oportunidades laborales.
En Colombia, esta actividad se ha convertido en una ‘mafia’ que, según cálculos del Gobierno, mueve aproximadamente 60 millones de dólares anuales, devasta 48 mil hectáreas de bosques -algunos de ellos declarados como patrimonio de la humanidad como los situados en el parque Los Katios- y tiene en alto riesgo de extinción a 24 especies de árboles maderables, según el Libro Rojo de Plantas de Colombia, que ya no soportan la sobreexplotación. La idea es que los recursos generados por Redd se entreguen a las comunidades para que no necesiten deforestar para sobrevivir, dice una guía del tema elaborada por Conservación Internacional (CI), el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la Fundación Natura.
Tala, verdugo del clima
Los árboles tienen dos caras. Una amable y sustentable cuando se siembran y crecen (porque producen oxígeno nuevo). Pero otra contaminante cuando son talados. El árbol, durante el transcurso de su vida, capta dióxido de carbono que usa para asegurar su biomasa y formar sus ramas, su tronco y sus hojas. Pero cuando alguien lo destruye, el carbono que ha estado preso en su estructura durante años, se libera. Esto, entre otras cosas, porque sus restos y la maleza se queman para limpiar el terreno. En ese momento, en lugar de ser un aliado del hombre, las plantas se transforman en verdugos del ambiente y en otra fuente de emisiones de este gas que causa el efecto invernadero. Los bosques del mundo mantienen controladas o ‘enjauladas’ en sus estructuras unas 300 gigatoneladas de carbono. Son, por tanto, el mejor antídoto frente al cambio climático mientras no se les moleste. Pero la deforestación que aún avanza, causa el 20 por ciento de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero -más que las producidas por el transporte global-.
JAVIER SILVA HERRERA
REDACCIÓN VIDA DE HOY

jueves, 10 de marzo de 2011

Banco Mundial: cortina de humo para las plantaciones de palma

Banco Mundial: no más plantaciones de árboles
Boletín de Prensa del Movimiento Mundial por los Bosques, Biofuelwatch, Red Latinoamericana contra los Monocultivos de Árboles RECOMA, Rettet den Regenwald, Ecologistas en Acción y Salva la Selva
Frankfurt, 31 de Agosto de 2010 El Banco Mundial realiza en Frankfurt entre el 31 de Agosto y el 1 de Septiembre de 2010 la última sesión de su proceso de consulta acerca de una estrategia de financiación para sus proyectos de palma aceitera.
Grupos ambientales exigen al Banco Mundial que detenga definitivamente su financiación a la palma aceitera.
A nivel mundial las críticas a la producción a escala industrial de palma aceitera no han parado de crecer. En septiembre del año pasado, tras las críticas de varios grupos de todo el mundo, especialmente de Indonesia y Papua Nueva Guinea, el Banco Mundial decidió detener la financiación del sector. El presidente del banco, Robert Zoellick, aclaró en un escrito que había encargado a la Corporación Financiera Internacional (IFC) una revisión de la estrategia actual. Los resultados de dicha revisión resultaron vergonzosos para todo el Grupo del Banco Mundial.
Las plantaciones de palma aceitera, consistentes en gigantescos monocultivos destinados a la industria alimenticia, cosmética, química y de agrocombustibles, tiene consecuencias devastadoras para poblaciones, medio ambiente y clima. La industria de la palma aceitera que el Banco Mundial viene financiando desde hace 45 años tiene impactos nocivos no sólo para las comunidades locales dependientes de los bosques, sino también para los pequeños productores. Multinacionales de la palma como la empresa Wilmar son causantes de graves violaciones de derechos humanos, desplazamientos de personas que viven y dependen de los bosques tropicales, destrucción de selvas y su biodiversidad, contaminación de suelos y aguas y agravamiento del cambio climático.
El Banco Mundial no cumple de esta manera en absoluto con su objetivo de combatir la pobreza, sino más bien todo lo contrario, causa de más pobreza, más cambio climático y es co-responsable de crímenes ambientales y sociales. La expansión de los monocultivos de palma aceitera con su dinero debe detenerse. Las organizaciones ambientales exigen al Banco Mundial que“¡NO financie más plantaciones de palma!”
Klaus Schenck, de la organización alemana Rettet den Regenwald, dice: "El marco presentado por el Banco Mundial para el sector de la palma aceitera es totalmente insuficiente e inaceptable. Es una mera cortina de humo; las exigencias de las organizaciones sociales y ambientales de todo el mundo no han sido en absoluto tomadas en cuenta”.
Teresa Pérez, del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM), dice desde Uruguay: "Queremos resaltar que las plantaciones de palma de aceite no son sostenibles, sino que forman parte de un modelo extractivo basado en la exportación. Para nosotros, el plan presentado por el Banco Mundial para la palma aceitera es una farsa sin resultados positivos”.
Guadalupe Rodríguez, del grupo Salva la Selva, de España, añade: "Los
monocultivos industriales de palma aceitera no son ni podrán nunca ser
sostenibles. La financiación de plantaciones de palma aceitera hace al
Banco Mundial directamente responsable del incremento de la pobreza,
violaciones de derechos humanos y crímenes ambientales”.
Almuth Ernsting, de Biofuelwatch, el Observatorio de los Biocombustibles, dice: “Cientos de organizaciones en todo el mundo han condenado el 'maquillaje verde' que se hace de la palma aceitera. La certificación de las plantaciones, así como las directrices propuestas por el Banco Mundial no son más que maquillaje verde”.
Más información y contactos para la prensa:
Español
Teresa Pérez, wrm@wrm.org.uy, Tel. + 598 24132989
Guadalupe Rodríguez, guadalupe@salvalaselva.org, Tel. + 34 981 826 119
Tom Kucharz, agroecologia@ecologistasenaccion.org, Tel. +34 619 94 90 53

http://stop-agrocombustibles.nireblog.com/post/2010/09/01/banco-mundial-cortina-de-humo-para-las-plantaciones-de-palma#more