En el Foro Europeo
para la Soberanía Alimentaria celebrado el verano de 2011 en la ciudad austríaca de Krems, la agenda europea para la reconstrucción de la Soberanía Alimentaria basó sus actuaciones en cinco aspectos básicos:
Producción y consumo:
Estabilizar los sistemas productivos para cubrir las necesidades básicas de la población y no para especular con el precio de los alimentos, utilizando sistemas respetuosos con el medio ambiente como la agricultura ecológica.
Esto conlleva la conservación de la biodiversidad, ya que se recuperan variedades tradicionales de semillas, más adaptadas a cada zona, frente al uso de semillas híbridas mucho menos resistentes y adaptadas al medio y sólo útiles para una cosecha, lo que provoca que el campesino tenga que volver a comprarlas y dependa de las multinacionales. Esto hace que poco a poco se elimine la biodiversidad lograda por todos nuestros antepasados.
Todo esto daría lugar a que en cada zona nos alimentáramos de lo que nos da la naturaleza en cada temporada, sin depender de productos de otras áreas.
Distribución de alimentos
Utilización de canales cortos de comercialización
de los alimentos, de forma que haya una relación directa entre los
productores y los consumidores, sin intermediarios, de manera que se
pueda conseguir un precio más justo para ambas partes. Esto reduciría
también sustancialmente la contaminación y el gasto económico por el transporte.
Así mismo el consumidor tiene la posibilidad de conocer
de primera mano cómo se producen los alimentos. Para conseguir todo esto
deberán crearse nuevas normativas higiénicas sanitarias adaptadas a la
nueva realidad que faciliten este tipo de producción y, al mismo tiempo,
garanticen la seguridad de los alimentos, además de identificar con
claridad los productos como los ecológicos o los transgénicos.
Condiciones sociales y laborales
Si se consigue un precio justo para el
agricultor se dignifica su tarea ya que mejoran las condiciones de
trabajo, se facilita su regularización legal en cuanto a permisos de
trabajo y pagos, como el de la Seguridad Social y, en general, se evita la explotación de las personas, como está ocurriendo actualmente con la producción agrícola industrial, debido a la guerra de precios por la especulación.
Defensa de lo común
Recuperar el control por parte de todos de los recursos naturales como el agua, los bosques, la energía, el conocimiento o la cultura ya que se encuentran bajo el control político o de los mercados, lo que ha conllevado en muchas ocasiones a la injusticia social y al deterioro del medio ambiente.
Cambio del sistema económico agrario a escala mundial
Las políticas agroalimentarias deben garantizar los precios justos y estables para el agricultor, las prácticas agroecológicas, la creación de comunidades y mercados locales, el incremento del número de personas dedicadas a la agricultura, la prohibición de la especulación alimentaria
y el acaparamiento de las tierras (latifundios), la derogación de las
políticas de los agrocombustibles y la resituación de los “debates
globales” en el marco de la FAO (Organización de las Naciones Unidas
para la Alimentación y Agricultura) y no sólo de la OMC (Organización
Mundial del Comercio), meramente comercial.
Todas estas medidas podrían ser una herramienta para
combatir la crisis económica actual, asentando las bases de una nueva
economía relocalizada, en la que se crearía un robusto
sector primario local que primero cubriría las necesidades de cada zona y
después comercializaría los excedentes con las regiones más cercanas.
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