Por: Dr. Antonio Vives*
Profesor -consultor Stanford University
Profesor -consultor Stanford University
La empresa usa a la sociedad y al medio ambiente para llevar a cabo
sus actividades y ello le confiere responsabilidades. Es la sociedad la
que ha permitido la creación de estructuras jurídicas que le conceden
derechos a la empresa para llevar a cabo sus actividades, acceder al
sistema jurídico, a los mercados financieros y de insumos, le
proporciona mano de obra y adquiere sus productos y servicios, entre
otros.
El medio ambiente le da servicios ambientales, le da acceso al aire y
al agua con que opera, que muchas veces lo devuelve contaminado, le da
acceso a recursos naturales, le da el espacio en que operar.
En correspondencia, ¿basta, como alegan muchos empresarios, con que
la empresa pague impuestos (¿se pagan todos?), se creen empleos (¿son
dignos?, ¿se pagan sueldos justos?, ¿en condiciones laborales
decentes?) y que produzca bienes y servicios para que la sociedad los
consuma (¿son producidos responsablemente?, ¿son necesarios y
beneficiosos para el desarrollo humano?)? ¿Y se portan bien, con ética,
sin incurrir en corrupción, sin explotar la ignorancia o incompetencia
del Estado y del público?
Si las empresas en vez de tener una visión egocentrista, en que la
sociedad y el medio ambiente giran a su alrededor, tomaran la
perspectiva de la sociedad y del medio ambiente, que es donde comienza
su capacidad de operar, su comportamiento sería muy distinto.
Lamentablemente muchos empresarios lo dan como un hecho, nunca se han
puesto a pensar en lo que deben, piensan que es la sociedad la que les
debe. Sí, es cierto que las empresas juegan un papel muy importante y
hacen una contribución a la calidad de vida, pero esa contribución es
en asociación con la sociedad y con el permiso del medio ambiente. Ello
les da responsabilidades, en un contrato implícito entre estas partes,
que el Estado y la misma sociedad deberían hacer cumplir, pero en el
que lamentablemente muchas veces fallan.
Como ejemplo un (gran) botón. Por cada $1 de ingresos en la
producción de ganado, se generan costos ambientales no cubiertos
(externalidades) de $18.70, relacionados con el uso de la tierra, del
agua y de las emisiones de gases de efecto invernadero. El Planeta
Tierra y las futuras generaciones les dan un subsidio de $18.7 por
dólar de ingreso. ¿Tienen estas empresas responsabilidades con el
Planeta Tierra y con las futuras generaciones que van más allá de pagar
impuestos, dar empleo y producir carne para que comamos? La respuesta
es obvia, pero la ve muy poca gente, en especial porque estos costos no
se contabilizan en el estado de ganancias y pérdidas de la empresa.
Es muy difícil imaginar la operación de muchas empresas si se
reflejaran los verdaderos costos en su contabilidad. Muchos productos
no serían viables. Algún día, cuando haya convencimiento general de
que el planeta y la sociedad no pueden seguir subsidiando a muchas
empresas, se reflejarán estos costos y paulatinamente habrá cambios
estructurales en los productos y servicios que se producen y en los
esquemas de producción y consumo (los consumidores no estamos exentos
de culpa, también tenemos que hacer consumo responsable).
Mientras tanto las empresas harían muy bien en reconocer las deudas
que acumulan con la sociedad y el medio ambiente y, por lo menos,
tratarlos como socios, y reconocer sus responsabilidades por producir y
vender responsablemente, mitigando sus impactos negativos y buscando
hacer el mejor bien posible.
Fecha de publicación: 30/04/2013
*Las opiniones aquí expresadas representan los puntos de
vista propios del autor, no reflejan las opiniones, políticas, ni puntos
de vista del Cider.
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